Primer día de castigo

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El ambiente mejoró cuando Itzel vio que no pasaría la hora de la detención a solas con Brandon. Había un conocido entre el grupo de castigados, un compañero de su curso de literatura. Como la saludó al verla entrar, no dudó sentarse a su lado para tener una agradable compañía. Se conocían desde la primaria, pero no eran tan cercanos.

—¿Cómo es que terminaste aquí, Andrew? —preguntó ella con curiosidad cuando se sentó.

—Acumulación de tardanzas, al parecer no se consideran sólo 3 tardanzas seguidas para enviarte a detención. El resto está por las mismas razones.

—¿Es tu último día?

—Sí, era eso o suspensión. Aún aprecio mi vida en mi casa, así que esta es la manera más segura —comentó Andrew con una sonrisa—. ¿Cómo está Freya?

—Estresando a profesores con sus respuestas, lo usual ¿Por qué? —lo miró recelosa.

—No la he visto por los pasillos últimamente en los descansos y tu eres su mejor amiga, la persona indicada para obtener alguna respuesta de ella.

Itzel esbozó una pequeña sonrisa. Estaba por preguntarle algo sobre su mejor amiga cuando le interrumpió la presencia de Brandon entrando al salón. Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para mirarlo en silencio mientras se acercaba a ellos. Ella lo ignoró, mientras él saludaba a Andrew y tenían una corta charla sobre una reunión de unos días atrás. Luego, miró todos los asientos libres del salón y escogió el que estaba justo detrás de la pelirroja.

¿Acaso era una provocación?, pensó Itzel, porque lo estaba logrando sin ningún esfuerzo. No fue una simple casualidad y lo sabía cuando volteó para decirle que se cambiara de carpeta. Ese fue el inicio de un intercambio de palabras filosas.

Andrew se vio obligado a intervenir ante el incómodo ambiente que había a su alrededor a causa de ellos, a parte que no quería verse envuelto en esa situación. Por un momento deseó que el profesor encargado ya estuviera en el salón para que hiciera su trabajo de detenerlos, pero sabía que este tardaría un tiempo más antes de que esos dos terminaran quitándose los ojos.

—Tú no te metas en esto, Andrew. —La rabia de Itzel arremetió contra su compañero.

—Solo quiero que dejen de pelear, lo mínimo que espero en detención es silencio...no gritos en mi oído —contestó Andrew mirando a ambos, aunque luego miró hacia a Brandon entrecerrando los ojos—. Tengo la ligera sospecha de que Itzel está aquí por tu culpa.

—Sin lugar a dudas.

—Gracias a Dios —exclamó aliviado Andrew cuando un profesor cruzó la puerta.

La pelirroja le dio la espalda a Brandon para mirar hacia delante. No estaba dispuesta a recibir un sermón apenas comenzando la hora de la detención.

—Buenas tardes, lamento la tardanza. Hubo un pequeño accidente con un muchacho de primer año —dijo el profesor ordenando las pilas de pruebas sobre su escritorio. Luego, centró su mirada en Itzel—. Veo que nuevos rostros nos acompañan. En fin, espero que hagan un mea culpa y no me interrumpan mientras califico estas pruebas.

Nadie contestó, así que el profesor continuó con sus pendientes. Brandon no parecía estar interesado de su alrededor, así que decidió tomar una siesta; mientras que Itzel prefirió conversar con Andrew sobre distintos temas antes de que la hora termine.

Cuando sonó la campana, todos salieron del salón a excepción de Itzel y Brandon. Ambos todavía tenían planes post-detención, pero el detalle era que Brandon no mostraba signos de despertarse pronto. Al no haber nadie, la joven aprovechó en dejar caer su libro sobre la carpeta de Brandon. Su reacción fue casi inmediata ante el fuerte sonido del golpe, llena de confusión, que Itzel no pudo evitar disfrutarla por unos minutos.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora