Hogar dulce hogar

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17 de setiembre

Tenía que admitir que estaba demasiado nerviosa. Tal vez debió haberle hecho caso a su padre cuando le dijo que podía regresar, pero toda esa preocupación se disipó cuando vio a su mellizo esperando fuera de la puerta de salida. Esperaba que no tuviera ningún plan en su mente, porque estaba cansada del viaje. No había conseguido un vuelo directo, así que tuvo que esperar como 11 horas para llegar a Dublín por la mañana.

Fueron primero a dejar su maleta en la habitación donde se estaba quedando por unos días. Era una estancia momentánea hasta que desocuparan la casa que habían alquilado en Kilbarrack para pasar tiempo con su padre cuando llegara al país con el resto de la familia. Una zona alejada del ruido de la ciudad, pero cerca al mar. La ciudad seguía igual a como la recordaba y al mismo tiempo le parecía diferente. Se sentía como una turista, lo que de cierta manera la molestaba. Cinco años no podían hacer tanta diferencia.

Tenía pensado saltarse el desayuno para descansar un rato y retomar con el almuerzo, pero Mark prácticamente la obligó a salir a desayunar en una pequeña cafetería que estaba a mitad de la cuadra. Según él, era un excelente día, sin pronóstico de lluvias, por lo que debían aprovechar cada minuto en el exterior. Ella solo lo siguió y dejó que se encargara de todo mientras ellas engañaba a su cuerpo cerrando sus ojos como si estuviera durmiendo en una cómoda cama.

Mark empezó con su monólogo de hermano sobreprotector y empezó a hacer una lista de planes que iban a ser los dos, aparte de una lista para verificar que todo estaba bajo control en relación a medicinas, seguro, dinero, tarjetas, etc. Ella solo asintió para no alargar más la conversación. Tal vez se pondría en contacto con Freya para encontrarse el día siguiente, o más tarde, si recuperaba la energía. Ya le había prometido que sería la primera persona que visitaría cuando estuviera de regreso.

—¿Brandon sabe que estoy aquí? —le preguntó a Mark cuando regresaban de nuevo a su habitación— Y no me mientas.

Su mellizo le mostró una sonrisa amplia y cómplice que hizo que no quisiera oír la respuesta. No había vuelto a hablar con Brandon, pero tampoco quería encontrarlo tan rápido. Todavía era muy pronto.

—Sabe que vas a venir de visita, pero no le he dicho cuando —dijo él—. Si quieres puedo llamarlo ahora. Debe estar en su casa o quizá caminando por el centro...Pero puedes estar tranquila, porque está fuera de la ciudad.

—Entonces, si te comunicaste con él.

—Por supuesto, también es mi amigo. Entonces, ¿cuál es el plan?

—¿Qué plan? Vamos a estar dos semanas aquí, por un día que me tomé para descansar no se va acabar el mundo. Necesito estar completamente descansada para disfrutar del viaje y... ahora me estás cayendo mal porque no me dejas recuperar mis horas de sueño.

—Ni que fueras una bebé. —Le dio un pequeño golpe en la frente—. Pero en serio, ¿qué vas hacer en estás semanas?

—Bueno, tengo amigos que quiero ver y... unos pequeños asuntos que resolver.

Ella se adelantó para evitar la mirada de su hermano, pero podía sentir la suya sobre ella. Era un plan que aún no sabía si llegaría a suceder, porque consistía en buscar a personas que posiblemente no querían saber de ella. Sabía que no era bienvenida en esa casa y que la respuesta podía lastimarla o simplemente decepcionarla. Sin embargo, estaba dispuesta a soportar ese pesar. Claro que antes tenía que averiguar si todavía seguían viviendo en el mismo lugar o si es que esa persona todavía vivía.

—¿Sabes que mi padre me dijo que no me separara de ti? —Mark volvió a alcanzar el paso.

—Lo harías igual sin necesidad de que te lo diga. Así que... a menos que te lo pida, déjame estar por mi cuenta. Tampoco es que vaya a desaparecer, voy a estar cerca...con amigos de confianza.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora