Contacto agridulce

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Al día siguiente, 7 pm

A pesar de no ser cercano al anfitrión de la reunión y no haber sido invitado directamente, Brandon llegó en compañía de Adam al apartamento de estreno ubicado en el centro de la ciudad. Desconocía gran parte de lo que había seguido su antiguo compañero de escuela al terminar el curso, pero quedaba más que claro que fuera lo que estuviera haciendo, le estaba yendo demasiado bien. Ya deseaba tener su propio apartamento.

Esperó a su amigo en la entrada del edificio para evitar miradas extrañas en él. Ya de por sí tenía una controversial reputación que había mantenido los últimos años, razón por la que muchos preferían mantener distancia con él, tal como el caso del anfitrión. Así que lo mejor que podía hacer para pasar desapercibido era llevar de su lado al chico con una impecable reputación. Si alguien como Adam era su amigo, debía ser por algo bueno. Llamaron a la puerta y una pelirroja los recibió. No fue de las más cálidas bienvenidas, al menos... no para él.

—No esperaba encontrarte aquí, Itzel —dijo Adam, aunque él también se lo había dicho a sí mismo. Ya había tenido suficiente con el día de ayer.

—Me vi obligada —se escuchó que alguien se acercaba preguntando sobre quién había llegado—. Es Adam...y Brandon —le contestó y entonces, apareció el anfitrión de la fiesta. Callum, el tipo que casi incendia la escuela.

Fue de inmediato a saludar a Adam. Eran compañeros de equipo de fútbol cuando aún estaba en la escuela y era su anterior capitán. Se podía sentir el aprecio entre ambos, la amistad entre ellos y luego miró hacia él con una expresión difícil de identificar. Era una mezcla de desconcierto, preocupación y asombro. No quería aventurarse a decir que siempre dejaba impresiones en las personas cuando se percató que Callum miró hacia a Itzel. En ese momento, recordó que él también estaba ahí hace dos años.

—Larga historia —dijo la pelirroja y volvió al interior del apartamento al igual que el resto.

Por suerte, la actitud de Callum hacia él no cambió. Lo trató como uno más del grupo. Adentro ya los esperaban un buen número de compañeros y entre ellos no podía faltar la presencia de Tara. Buscó a Itzel dentro del apartamento y la encontró sentada al lado de Freya en la cocina. Ambas estaban desconectadas de la reunión, disfrutando por su lado de los snacks. En ese momento, parecía que la pelirroja estaba siendo obligada a colocarse una diadema de zanahoria. Una peculiar opción a su parecer.

La reunión se desarrolló sin ningún percance. Había suficiente comida, la música estaba buena y luego de una animada conversación sobre la escuela, los problemas y temas triviales comenzó la ronda de juegos y retos. Al menos, esas fueron las primeras horas hasta que Callum los dejó disfrutando de la reunión para pasar tiempo con las dos chicas que no se integraban con el resto. Se notaban que eran cercanos por la forma que se trataban, a pesar que no se podía oír de lo que hablan. De repente, los tres miraron en su dirección y ya no supo realmente en qué pensar.

—¿Sabes de dónde se conocen? —le preguntó a Adam cuando parecía que iba a acercarse a la cocina a probar suerte. Probablemente era una estúpida pregunta, la gran mayoría de los presentes eran de la misma escuela e Itzel estaba metida ayudando en gran parte de los eventos escolares como aquel día del incendio, pero sentía que una pieza estaba faltando para que todo tuviera sentido. Por alguna razón, Itzel había dicho que había sido obligada.

—Bueno, Freya es su prima —contestó como si fuera lo más evidente del mundo. Ni siquiera sabía cuál era el apellido de Calum—. Según él es como su hermana menor, así que podría decir que Itzel también la considera como parte de su familia. Ahora, no me quites tiempo y quédate con Tara.

Bueno, él no iba a desobedecer una orden como esa. Lo genial era que Tara estaba de muy buen humor que ni siquiera dijo nada de la presencia de las dos chicas que llamaban la atención en la cocina, porque ella era la protagonista del lugar. Ella sabía perfectamente cómo resaltar sus atributos para captar a tontos como él. Le gustaba cuando lo miraba y le sonreía como si él fuera especial para ella, a pesar de que era consciente que era una simple ilusión. Aún seguía esperanzado en que en algún momento ella lo amaría de vuelta. A lo mejor era un sueño imposible, así que solo disfrutaba de cada momento que estuviera a su lado. De esa forma, tal vez podría recompensar ese mal hábito que había adquirido. No tenía nada que perder.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora