Cierre de una etapa

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10 de febrero

Las calles volvieron a cubrirse de nieve. Era un día frío ideal para escaparse a las áreas exteriores de la escuela, pero habían impedido el paso con vallas. Eso no iba a detener a Brandon de tomarse un descanso de los profesores y sus clases, fácilmente podía saltar sobre ella. El detalle era la lista de problemas que obtendría por aquella simple acción y no quería volver a detención. No durante ese intenso invierno. El único lugar al que podía ir para sentirse tranquilo era el invernadero. Lo había convertido en su escondite desde hacía un par de meses por la ausencia de personas durante el horario escolar, aunque su verdadera razón para ir ahí era para sentir el aroma del ambiente. La lavanda se volvió uno de sus favoritos.

Aprovechó en tomar una corta siesta antes de la hora del almuerzo. Había iniciado un trabajo de medio tiempo para ganar un poco más de dinero y no depender tanto de su madre, menos cuando sospechaba de que fuera hacer algo ilegal. No podía culparla de pensar en eso, pero él conocía sus límites perfectamente luego de intentarlo. Su sueño fue interrumpido por un mensaje que pudo haber ignorado sin ningún problema, si es que no hubiera leído el nombre en la pantalla. Rojita.

A pesar de que ya no tenían detención juntos, siguieron conversando y encontrándose durante los descansos de la escuela con mucha mayor frecuencia. Por un momento, pensó que era porqué Freya en cualquier momento se iría de intercambio a una escuela en Londres; sin embargo, si bien es la mejor amiga de Itzel, no es la única amistad que tenía en la escuela. Además, Brandon tampoco quería ser su reemplazo y subir a otro escalón de la amistad, estaba muy cómodo en su posición actual. Hubo un momento que intentó olvidarse de lo que sentía, pero había quedado prendado de la pelirroja más de lo que esperaba. Una simple sonrisa era capaz de desencadenar un huracán de sensaciones que jamás pensó sentir por alguien. Ahora ese alguien estaba en camino, de solo pensarlo, ya estaba sonriendo como un idiota.

Se fueron juntos a la cafetería a conseguir algo caliente para combatir el frío. Ya estaban por entrar al edificio de la escuela cuando Itzel se detuvo a observar algo que llamó su atención. Él por supuesto que la siguió por el incidente que sucedió hace un par de días atrás cuando la pelirroja tuvo la agallas de hacer algo imprudente como interrumpir y alzarle la voz al peor alumno de la escuela para quitarle de sus garras a su presa de primer año. Hunter era alguien de temer, incluso para él que podía tratarlo como un igual. Y ahí estaba él con sus amigos conversando serenamente, mientras Itzel lo fulminaba con la mirada.

—¿Por qué hiciste eso? —le preguntó mientras volvían al interior de la escuela—. Te dije que te mantuvieras alejada de él, eso incluye las miradas...sobre todo si son malas.

—Solo tenía curiosidad de saber que estaba planeando —le respondió con calma—, La mirada fue inevitable, lo detesto... a su lado tu eres una bendición,

—¿Curiosidad? Supongo que conoces la frase de que la curiosidad mató al gato.

—Bueno, el gato tiene siete vidas...¿o nueve? No recuerdo, pero aun me queda suficiente tiempo para meterme en un par de problemillas —Brandon solo suspiró—, no me va a pasar nada, ni que fuera alguien reconocible... ni siquiera soy la única pelirroja de la escuela.

—Igual estás jugando con fuego, Rojita.

Itzel tenía algo de razón. Hunter no se molestaría en buscar a una pelirroja en toda la escuela, probablemente lo único que recordaba de ella era el color distintivo de su cabello. No debía correr ningún riesgo si se mantenía de perfil bajo, además que él solo se acercaba a las chicas cuando estaba interesado en ellas. Nunca lo había visto molestando a alguna de ellas, así que podía estar exagerando un poco.

Al finalizar las clases, se fue con Adam a recoger sus cosas del casillero para irse juntos. Estaban conversando sobre lo que había sucedido con un amigo en común cuando Kyle apareció en su rango de visión acercándose hacia ellos. Ninguno de los dos le dirigió la palabra, ni siquiera le prestaron atención y lo hubieran seguido ignorando si es que no fuera que mencionó a la pelirroja en un tono tembloroso. Estaba respirando con dificultad, quizá por estar corriendo en su búsqueda y luego se fijó en el golpe que había recibido a la altura de la quijada. Miró a Adam por unos segundos para acordar en silencio que debían seguirlo. Le pidió una explicación, pero solo bastó decir un nombre para que se sintiera ansioso.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora