Razón y emoción

446 24 0
                                    

31 de marzo

El lado bueno fue que logró recuperarse del fuerte resfrío al tercer día, y pudo asistir a sus últimos días laborales. Aún seguía sin recordar cómo terminó el día cuando estaba Brandon, aunque su hermano le comentó que no se marchó hasta la mañana siguiente. Eso podría insinuar que estaba preocupado por ella, y no iba a negar eso, pero prefería creer que era a causa de la nevada.

Muy aparte del mal clima por una tormenta, su último día fue tranquilo. El día anterior organizaron la salida grupal de despedida después del trabajo para al menos tener la seguridad que al día siguiente la volverían a ver, a pesar que solo sería por unas horas. De ese modo se evitaban las lágrimas y la tristeza; considerando que ella misma los había preparado para ese momento. Se había convertido en una especialista en las despedidas.

Se marchó en silencio apenas terminó sus pendientes, pero en vez de regresar a su casa decidió ir a una de sus cafeterías favoritas de la zona. Necesitaba un momento a solas para despejar su mente con algo dulce y una taza de café caliente para compensar el clima. El objetivo era saborear cada pedazo de su pastel, pero de un momento para otro su gusto se volvió agrio cuando vio a Brandon cruzar la entrada junto a Sabina.

No debía sentirse afectada de verlos juntos, pero no pudo evitarlo al ver el rostro tan brillante de Brandon mientras conversaba con su compañera. Tenía que aclarar de una vez esos sentimientos confusos hacia él, pero por alguna extraña razón no quería hacerlo. Sus intentos habían sido en vano y seguía aferrándose al pasado, que tal vez lo que necesitaba era aumentar la distancia. Después de todo, solo quedaban tres meses hasta que tuviera que regresar a Irlanda. Además, ella tenía a Cameron; a pesar de que su relación no estaba en su mejor momento. Tenía una relación que respetar.

Agradeció que había escogido un lugar poco visible. Solo tenía que esperar a que ellos se marcharan, tampoco es que tuviera prisa, podía pedir otra ronda de café y un postre. Sin embargo, para su suerte, no tardaron en irse. O al menos eso creyó cuando Sabina se sentó de repente en su misma mesa.

—Sabina, ¿necesitas algo? —le preguntó tratando de ocultar su repentino nerviosismo. No sabía que podía necesitar de ella, especialmente, porque apenas habían hablado en dos oportunidades.

—Más que necesitar algo, quería confirmar si tu eres la famosa pelirroja que logró quitarle el novio a mi prima.

La taza por poco se resbala de sus manos. No debía sorprenderse de que ella supiera ese pequeño detalle, Brandon pudo habérselo dicho fácilmente. Era notable que eran muy cercanos, pero si fuera así, no estaría sentada a su lado haciendo esa verificación. Algo se sentía extraño.

—¿Sucede algo con eso? —No había necesidad de mentir, pero no esperaba que ella sonriera al oír su respuesta.

—No realmente, pero... ¿Sabes que Brandon sigue pensando en ti? Y no como una simple amistad.

Fue su turno de sonreír.

—Imagino que me estás diciendo esto porque te preocupas por tu amigo, pero no es mi asunto. Ya somos dos adultos con nuestras propias vidas... y si él sigue teniendo sentimientos, bueno... es algo que él mismo tiene que resolver.

—¿Dirías lo mismo si estuviera presente?

—Mira Sabina...No sé a qué quieres llegar, pero deja el pasado atrás. Y si tanto te preocupa que sea una amenaza... tranquila, que no vas a volver a verme en el trabajo. Tienes todo el camino libre. —Se puso de pie para dar por finalizada la conversación—. Pensaba que eras diferente a tu prima.

—Soy la versión mejorada... pero ¿realmente no te interesa Brandon? Según oí...

—Si estás interesada en Brandon, díselo de una vez. No me hagas perder mi tiempo...Tal vez te acepté por parecerte a Tara, después de todo es su primer amor.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora