¿Qué sucedió?

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26 de octubre

Cómo era típico de Brandon, no había ningún rastro de él después de una pelea. Eso dependía del grado de sus heridas, pero era común que se tomara su tiempo para reaparecer en la escuela como un mercenario. Ya nadie le hacía preguntas de lo que había pasado dado lo evidente que era al ver su rostro. Además, la mayoría de profesores y alumnos estaban más interesados en el festival y la excursión que se avecinaba que la ausencia de alguno de sus alumnos problemáticos.

Oyó que algunos alumnos lo habían visto caminando por la escuela. Era posible que fueran ciertas aquellas palabras o simples rumores, porque era parte del patrón cuando Brandon no iba a la escuela. A los alumnos les gustaba fantasear un poco sobre lo que pudo haber ocurrido. Recién en el tercer descanso pudo confirmar los murmullos.

La mejor ruta para evitar el tráfico entre los pasillos era yendo por la sala de profesores. No era muy popular la presencia de alumnos, a menos que fuera época de exámenes o inscripciones a algún club o festival. Saludó a algunos profesores en el camino y cuando iba a girar para cruzar al pabellón donde estaba su salón, vio al profesor Harford conversando con su alumno favorito. No era necesaria la mención.

Con la luz del día se podía ver con nitidez las huellas de la pelea en su rostro y se veían dolorosas. Sobre todo, el golpe que había recibido a la altura del pómulo derecho. Iba acompañado de Adam, al parecer para hacer de testigo para su posible coartada. Fuera lo que fuera era preferible apartar la mirada, aunque fue demasiado tarde. La mirada de ambos se encontraron, pero al ver la expresión indiferente de Brandon continuó su camino como si no supiera nada. No tardaron en oírse pasos detrás de ella, al menos se trataba de Adam.

—¿Sabes qué le pasó? —preguntó ella apenas vio que él iba a decir algo. No fue educado de su parte, pero tenía más curiosidad de saber qué había sucedido con exactitud.

—Tampoco tengo idea —le contestó—. Prefiere mantenerlo en secreto. Lo único que sé es que ese día estuvo con Tara. Me parece que ellos podrían retomar su relación.

—Lo dudo, sabemos que ella solo lo está utilizando...muy bien sabemos que ella quiere a otro. —Itzel sonrió—. Tengo que ir a clases. Nos vemos

Antes de ir a detención, se dirigió a la biblioteca para regresar unos libros que había pedido prestado el fin de semana. El proceso era simple, dejar los libros al encargado y luego firmar la lista de préstamos para confirmar que todo estaba bien. Lamentablemente el encargado había dejado una nota en la puerta que indicaba que iba a estar ausente desde temprano. Así que ella misma dejó otra nota sobre el escritorio para que supiera de su devolución e incluso se dio el tiempo de colocar los libros en su sitio.

Como aún le quedaba tiempo, fue a revisar los nuevos libros que habían adquirido. Los halló en uno de los estantes que estaban ubicados casi al fondo de la biblioteca. Sacó uno de ellos para ver la portada, porque aún estaba sellada, y cuando iba a colocarlo de nuevo en su lugar se percató que estaba ocurriendo otra escena del otro lado.

La biblioteca era el lugar idóneo para esconderse y evitar la presencia de otros al no haber un espacio donde poder quedarse a leer. El único quedaba al lado del escritorio del encargado, así que no era muy cómodo estar ahí esperando a que te pidieran silencio ante el mínimo ruido. Ahora era el lugar perfecto para conversar sin que nadie lo supiera. Sin ojos que estuvieran al tanto de lo estuviera pasando entre Brandon y la rubia que estaba revisando su rostro con muy poca delicadeza.

Lo que estuviera pasando no era de su incumbencia, así que se apresuró en dejar el libro y retirarse en silencio. De pronto, escuchó un sonido fuerte, similar a un golpe y pasos avanzando con prisa. La pelirroja no quería ser descubierta y ser tildada de entrometida, así que se ocultó detrás de unos de los carritos para transportar libros. Tara salió de la biblioteca sin notarla, de modo que solo quedaba esperar a que Brandon hiciera lo mismo. Escuchó sus pasos, pero se detuvo cerca de donde estaba ella.

—Sé que estás oculta ahí —dijo Brandon.

No había motivo para mantenerse oculta cuando ya lo sabía. Solo salió de su escondite y avanzó sin decir nada, como si no hubiera presenciado nada. Sin embargo, Brandon bloqueó su camino con unos de sus brazos. Ella quedó atrapada entre el estante detrás de ella y Brandon. Un panorama que nunca hubiera imaginado.

—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Itzel mientras recorría con la mirada desde la mano que estaba rozando su oreja hasta su rostro—. ¿Acaso te has olvidado de nuestro trato de paz?

—Solo quiero asegurarme que nos has escuchado algo de mi conversación con Tara.

—¿Si fuera cierto, qué vas a hacer? ¿Me vas a amenazar como al resto de alumnos o me vas a dar una lección como la otra vez? Te recuerdo que no te tengo miedo —dijo ella tratando de mantener la compostura—. Creo que es innecesario que hagas esta escena, sabes que no tiene efecto en mí.

—¿Segura? —Brandon se acercó más con una sonrisa petulante. Sus miradas se encontraron más cerca de lo usual, aunque Itzel se fijó en los rastros de los golpes de su compañero. Pensó que lo hizo a propósito para que bajara la mirada, así que se mantuvo firme—. No te entrometas en problemas ajenos, Rojita... menos en los míos, podrías resultar perjudicada. —Itzel lo observó en silencio—. Y no soy un héroe como para ir a salvar tu trasero de la golpiza que vayan a darte

—Gracias, por avisar... pero puedo protegerme sola. —Ella empujó a Brandon lo suficiente para tener espacio para escapar. Sin embargo, en vez de salir del lugar, hurgó en sus bolsillos y se dirigió hacia él—. Toma, para que tu herida no se contamine hasta que te apliques un poco de medicina. —La pelirroja le dió una bendita, de esas infantiles de la otra vez. Brandon tenía una herida en la mano al parecer producto del golpe de Tara—. Nos vemos en detención

No era necesario más explicación para entender la causa del incidente de hace dos días. Tara adoraba la atención, por lo que era normal verla acompañada de gente peculiar y con una atracción por lo peligroso por las pocas veces que tenía la suerte de encontrarla en alguna salida. Itzel sabía perfectamente lo que Brandon sentía por esa muchacha, pero no entendía como podía llegar tan lejos por alguien que no valía tanto la pena. En ese momento tenía sentido decir que el amor es ciego.

Salió de la biblioteca primero, aunque tenía la sensación de que alguien la observaba. 

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora