Primer tiempo

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Primera cita

A diferencia de su anterior relación, Itzel no tuvo la intención de mantener en privado que salía con Brandon. Quería evitar repetir los mismos errores del pasado, a pesar de que fueron el principal tema de conversación en los pasillos de la escuela. Hubo opiniones divididas entre los profesores y los alumnos que eran cercanos o no a los involucrados, pero algo de esperarse que hubiera algún tipo de reacción. Por supuesto que el profesor Harford fue el primero, y único de los profesores, que se acercó a felicitarlos apenas llegó la noticia a sus oídos. Parecía un padre orgulloso al mismo tiempo que parecía que acababa de lograr su plan maestro. La pelirroja prefirió creer que no hubo ninguna intención oculta del profesor cuando le pidió acercarse a Brandon.

Recién después de una semana planearon tener una salida apropiada ya como novios oficiales. No coordinaron nada en concreto a excepción de la hora y lugar donde se reunirían, ya que ambos estarían en distintos puntos de la ciudad. Lo único que importaba era divertirse entre los dos, aunque ambos tenían muy en claro que no sería igual a las anteriores veces que salieron juntos o se encontraron de casualidad. Era inevitable que se sintieran nerviosos de verse.

Itzel llegó primero al estar más cerca del punto de encuentro, así que envió un mensaje a Brandon para avisarle. Se suponía que debía quedarse quieta en el lugar que dijo mientras esperaba, pero no pudo evitar distraerse con las vitrinas de las tiendas. Quedaban un par de meses antes de que Freya tuviera que viajar a Londres, así que quería prepararle un pequeño detalle para su estadía ahí; además, para convencerla que aceptara a Brandon. Todavía no estaba completamente de acuerdo de que estuviera saliendo con él.

Estaba concentrada pensando en el plan que haría que no se diera cuenta cuando Brandon la llamó de lejos. Se llevó un pequeño susto cuando sintió que alguien la sujetó de la cintura. Y su reacción pudo haber sido un tanto violenta si no se hubiera fijado que se trataba de su entonces novio. Su mano se relajó de inmediato, aunque no lo suficiente para que Brandon no lo notara.

—¿Me ibas a golpear?

—Me tomaste de sorpresa, mis reflejos solo hicieron su trabajo —le contestó aguantando la risa—. No lo tomes personal. Y ¿a dónde iremos?

—¿Tienes algún lugar en mente?

—El zoológico. —Su respuesta fue casi de inmediato, aunque Brandon no parecía estar muy convencido de su propuesta—. ¿Tiene algo de malo?

—No, pero sería la primera vez que voy... en una cita. La última vez que recuerdo haber ido estaba en primaria.

—¿Nunca llevaste a alguna de tus ex novias ahí? —Brandon negó con la cabeza—. ¿Y a dónde iban? No, mejor ni me lo digas. —Se apresuró en decir al recordar la vez que encontró preservativos en su mochila. En eso, Brandon empezó a acomodar algunos mechones de su cabello detrás de la oreja, mientras una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro.

—¿En qué estás pensando, Rojita? Tus orejas se están poniendo rojas.

—En nada. —Ella lo empujó levemente mientras cubría sus orejas con su cabello.

No era un secreto que sus orejas se enrojecían cuando se sentía avergonzada, solo era necesario prestar un poco de atención. El detalle estaba en que Brandon lo usaba a su favor para molestarla un poco. Una vez que se recompuso, volvió a preguntar sobre dónde irían. Tenía un poco de nervios de oír su respuesta.

—El zoológico está bien —contestó Brandon—, antes de eso... me debes 20 euros ¿No te acuerdas de una apuesta sobre si llegabas a caer rendida por mí?

—Esa noche en el tejado, pero jamás se llegó a un acuerdo. En cualquier caso, tú deberías ser el que me debe los 20 euros ¿No fuiste el primero en caer?

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora