Al fin juntos

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La escuela no había cambiado en absoluto, lo único distinto era la nueva capa de pintura en las paredes. Al menos, eso fue lo que logró notar cuando estaba corriendo al antiguo depósito de artes como si su vida dependiera de ello. Incluso ignoró los insultos de las personas con las que chocaba por casualidad, aunque le importaba muy poco si llegaban a gritarle o no. Su objetivo era encontrar a la pelirroja. Y al menos, esa vez sí estaba ahí.

—¿De todos los lugares tenías que escoger este? —preguntó al asomarse a la puerta. La pelirroja en esos momentos estaba mirando las cosas que habían amontonadas en las repisas.

—Te tardaste un poco.

—Bueno, fue mi error creer que el muelle era nuestro lugar especial, en vez de este abandonado y sucio depósito. —Empezó a caminar hacia ella, completamente extasiado con tenerla a pocos metros que no tardó en abrazarla—. ¿Qué pasaba si era un idiota y no llegaba? ¿Ibas a seguir esperando?

—Dije que te esperaría ¿no? De todos modos tenía que regresar a tu casa para recoger mi celular —le contestó con una amplia sonrisa—. ¿No vas decirme qué me extrañaste? Porque yo sí.

—Por supuesto que te extrañé, Rojita. Al fin estamos juntos

Y no pudo resistirse a besarla. A sentir su cuerpo tan cerca del suyo, de embriagarse con su perfume y, por supuesto, poder saborear de nuevo sus labios; que por un momento se olvidó de dónde estaban. Todo comportamiento racional desapareció de su mente, aunque Mackenzie tampoco lo detuvo. Ambos estuvieron esperando por tanto tiempo que el autocontrol dejó ser viable o al menos hasta que alguien los interrumpió.

—¿También quieres unirte? —preguntó sin vacilar, sin siquiera ver a quién se estaba dirigiendo.

—Ahora que son mayores de edad y no son mis alumnos, no estaría quebrando ninguna norma.

Brandon giró de inmediato hacia la puerta para encontrar a su antiguo profesor. No había cambiado demasiado de la última vez que lo vio, salvo las nuevas canas que aparecían en su cabello. Harford no se veía muy sorprendido de haberlos atrapado en un momento pasional, aunque tampoco estaba muy contento. No era el comportamiento adecuado en un lugar público.

—De solo pensarlo se me pone la piel de gallina —le contestó Brandon—, pero eso confirmaría los rumores.

—Solo salgan de aquí —dijo entre risas—. Se van a perder los fuegos artificiales.

—¿Solo nos dirá eso? —preguntó Itzel detrás de él.

—Sí, solo eso. Ya he hecho suficiente por los dos. Es bueno verlos juntos.

Después de que Harford dejará el salón, ambos empezaron a reírse de los nervios. No iban a arriesgarse a ser pillados una segunda vez, así que fueron al patio a ver el espectáculo que había comentado su profesor. Demoraron un poco en llegar, pero estuvieron a tiempo antes de que encendieran la primera caja de pirotécnicos. Lo bueno, es que no veía a su hermana cerca.

Se quedaron observando cómo el cielo se iluminaba de distintos colores. En esos momentos estaba muy contento que si le decían que tenía la oportunidad de pedir un deseo, él la rechazaría; porque ya tenía a su lado a la persona más importante de su vida.

—¿Qué te parece sí vamos a otro sitio? —le preguntó cerca a su oído por el ruido de las personas alrededor. Necesitaba terminar lo que habían iniciado en el depósito de artes, no podía dejar una situación de semejante magnitud a medias. Sin embargo, no podía aùn cantar victoria.

—Me encantaría, pero primero debes decírselo a él —le contestó ella mientras le mostraba un mensaje de su mellizo avisando su llegada a la escuela.

—¿No estaba en Belfast? —Mackenzie se encogió de hombros, pero sabía que no debía subestimar a Mark—. Podríamos escapar de él —sugirió mientras sujetaba la mano de Itzel, preparado para la respuesta.

—Aún no, mi primera prioridad es encontrarle una novia a ese idiota. No quiero que siga pegado a mí como un chicle.

—¿Para él? Qué se busque una por su cuenta —exclamó—. No dejaré que él me quite tiempo con.... mi novia. Ni siquiera tenemos una hora desde que nos encontramos.

—¿No temes las posibles consecuencias?

—¿Por parte de Mark? No realmente... muy en el fondo sabe que no tengo ninguna intención de lastimarte. Soy la persona más confiable y segura con la que puedes pasar tiempo.

—Sí, por supuesto —indicó ella con ironía—. Deberíamos irnos ahora, antes de que nos crucemos con él

Y simplemente huyeron como un par de adolescentes que acababan de hacer alguna broma. Todo el camino estuvieron riendo de su acto de rebeldía, más aún cuando recibieron la llamada de Mark regañándolos por lo que hicieron y dándoles un listado de cosas que no debían hacer sin la supervisión de él. De cierto modo extrañaba la anterior versión de Mark que quería que él e Itzel estuvieran juntos bajo cualquier pretexto, pero ahora era como el pequeño hermano entrometido. Le agradaba, era de sus mejores amigos, pero realmente no quería que nadie lo interrumpiera cuando estaba de regreso con su novia.

Ambos caminaron hacia el centro para cenar y tal vez tomar algo para hacer un brindis. Pero mientras iban a su destino, no dejaron de hablar de todas las casualidades que existieron y los volvieron a encontrar, incluyendo las pequeñas señales. Brandon, en ese punto, no podía negar que la pequeña pelirroja sin lugar a dudas era la chica que quería que estuviera a su lado. No había alguien que pudiera ocupar su lugar o aquel espacio que se ganó dentro de su corazón. Antes de cruzar hacia el restaurante, Brandon se percató de una tienda que estaba al lado de ellos. Ya estaban cerrándola, pero él se fijó en una sola cosa que estaba expuesta en la vitrina. Se prometió a sí mismo que regresaría al día siguiente por simple curiosidad.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora