Juntos, pero no revueltos

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20 de julio

Un mensaje de Freya le informó de la noticia que llevaba esperando por días. No había visto a Itzel después del incidente en el hospital y tampoco tenía información de cuándo sería dada de alta, a pesar de sus frecuentes apariciones en el pasillo. Estaba nervioso de verla y ver su nueva reacción cuando sus miradas volvieran a encontrarse. Aún no podía borrar de su memoria la última imagen de ella.

Llegó al hospital 20 minutos antes de la hora que le indicaron. Uno, porque no supo medir bien el tiempo, y dos, necesitaba un poco de tiempo para ordenar sus pensamientos antes de ir por Itzel. Cuando subió hacia su habitación, su nivel de voluntad había incrementado a tal punto que ni siquiera avisó que había llegado, solo abrió la puerta. Brandon se quedó en la puerta con la mano aún en la perilla al ver que Itzel estaba aún cambiándose de ropa. No estaba desnuda, ya tenía puesto gran parte de su ropa, pero estaba poniéndose su camiseta. Parte de su abdomen estaba al descubierto, por lo que Brandon cerró la puerta de inmediato con él afuera. Sin embargo, eso no evitó que viera la cicatriz que quedó a causa de Sierra.

—Ya puedes entrar, pervertido —dijo Itzel al otro lado de la puerta.

—Lo siento, aunque hubiera preferido el término idiota —repuso él esperando que ella pusiera los ojos en blanco, pero había logrado que se riera—. Me alegra de verte mejor.

—Gracias por venir, a pesar de todo. Yo fui quien le pidió a Freya que te dijera —avanzó hacia ella, pero Itzel retrocedió enseguida—. Lo-lo siento —añadió de inmediato, regresando a su misma posición—. Aún estoy haciendo mi mayor esfuerzo para controlar mis reflejos. No lo tomes personal.

—Descuida —indicó Brandon con una expresión más suave y acarició la cabeza de Itzel—. Si ya estás lista, ¿hay un lugar al que quieras ir?

—A la playa.

—Esa fue una rápida respuesta, pero sería el primer lugar que escogería luego de estar tantos días en un hospital —miró hacia Itzel, y se alegró de ver que había una sonrisa en su rostro—. Vamos antes de que empiece a llover.

Terminaron yendo hasta el muelle sin problemas, aunque no hablaron en el camino. Brandon no sabía de qué hablar, en esos momentos debía estar Freya a su lado intentando hacerla reír. Tenía demasiadas preguntas por hacer que no estaba seguro por cual comenzar.

—¿Sabes qué sucedió con tu padre? —La pregunta salió de sus labios por sí sola. Su única misión era no mencionar a ese tipo, pero Itzel pareció indiferente.

—No quise saber nada de él —contestó ella—, pero mi madre me dijo que al final lo encerraron. De cierto modo, creo que ella espera que salga algún día.

—¿Por qué dices eso?

—¿Soportarías a una horrible persona por tanto tiempo? Incluso después de lo que le hizo a su propia hija —Itzel colocó una de sus manos sobre su garganta sin pensarlo—. Hubieras visto su expresión cuando me lo comentó.

—¿La odias? —Ella negó con firmeza.

—Todos cometemos errores, el de ella fue amar a un monstruo... cómo podría odiarla por eso.

—¿Y me odias por lo de Sierra?

—No estaría aquí contigo si fuera de ese modo. Lo siento por lo que dije esa noche, estaba en un momento difícil.

—Pero porque no me dijiste lo que estaba pasando.

—¿Qué podrías hacer? —Brandon se quedó en silencio—. Esa fue la razón por la que no permití que entraras, no quería que te sintieras culpable por lo que ocurrió. Nadie pensó que todo terminaría de ese modo. A la única que se podría culpar es a mí.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora