Liberación

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—Así que está es la razón para que te sigas quedando aquí ¡Para que cuide de ti y tus insoportables resacas! —se quejó Mackenzie, al ser levantada por los incesantes gritos de su hermano afuera de su habitación. No le bastó con privarla de sus horas de sueños, así que ya no le quedó mucha paciencia para soportar sus berrinches desde temprano—. ¡Juro que te mataré en una de estás....

—Baja la voz —dijo Mark mientras cubría sus oídos antes sus gritos—. Sé una buena hermana y prepárame algo. No entiendo porque haces tanto escándalo.

—¿Prepararte algo? —Mackenzie lo sujetó del cuello de su camiseta—. Por supuesto, me encargaré de hacer todo un banquete para tu funeral.

En eso, se abrió la puerta de la habitación de Jane. Tampoco estaba muy contenta por el ruido madrugador, solo que en vez de regañarlos por su comportamiento infantil, ya tenía listo su celular con el padre de ambos en la línea. Era el único medio para detener su enfrentamiento entre que Mackenzie se quejaba de su hermano y él se defendía de las acusaciones hasta llegar a un consenso. Bastaba con unos minutos para que todos pudieran sentarse a desayunar en paz.

—¿Has vuelto a comunicarte con Brandon? —preguntó Mark mientras observaba su taza de café como si su vida dependiera de ella.

—¿Por qué lo haría? No han pasado ni siquiera veinticuatro horas desde que lo vimos.

—Podrías estar perdiendo una gran oportunidad.

—¿Qué tipo de oportunidad? —Sin embargo, su hermano nunca contestó.

***

Por la noche

El día pasó sin ningún incidente. No es que fuera una persona con mala suerte, pero Brandon seguía sin creer que todo estaba yendo demasiado bien para ser su cumpleaños. Su madre y Sam le llamaron por la mañana para saludarle y quejarse por la poca comunicación que habían tenido con él durante todos esos meses, por lo que esperaban una buena compensación cuando estuviera de regreso a casa.

Quedó con Sabina para cenar después del trabajo, aunque eso significó rechazar la invitación de sus amigos. Tenía toda la libertad de escoger lo que más deseaba por su día, pero no podía decirle que no quería salir con ella. No quería hacerla sentir mal, y tampoco es que no le agradaba su compañía, era solo que no era la persona con la que deseaba estar en esos momentos.

La conocía lo suficiente para conocer sus patrones de comportamiento y entender que cada cosa que hacía o decía tenía un motivo por detrás. Y aún así, se dejó caer en la trampa con la simple intención de ver cuán lejos estaba pensando llegar. Tuvo que admitir que su primer movimiento lo tomó desprevenido, porque jamás imaginó que ella se atrevería a arruinar todo el trabajo que había invertido en su ropa y maquillaje para que ambos terminaran mojados dentro de una fuente de agua.

A Brandon no le importó en absoluto. La ropa eventualmente se secaría, pero con Sabina a su lado, no tuvo más opción que llevarla a su apartamento. Sería la primera vez que la dejaría entrar, así que tenía que ser más cauteloso alrededor de ella.

Ella se quedó esperando en la sala en lo que él le traía una muda de ropa, incluso le indicó donde quedaba el baño de la visitas para que se cambiara; pero ella no tuvo ningún problema en quitarse su ropa delante de él. Entonces, él regresó a su habitación para darle un poco de privacidad.

Cuando volvió a salir, se encontró con una Sabina que había decidido ponerse solamente la camiseta que le quedaba casi como un vestido. Todas sus intenciones estaban escritas en su rostro, así que solo le dio la satisfacción de apreciar su belleza por unos minutos. Pero en vez de acercarse como ella deseaba, se dirigió a su cocina para sacar un par de latas de cerveza. De algún modo tenía que matar el tiempo mientras esperaba que su ropa terminara de secarse. Al menos, Sabina aceptó la ofrenda a regañadientes.

—¿Por qué no eres sincero y me dices que no quieres mi compañía? —le preguntó Sabina de repente después de comenzar su tercera lata de cerveza. Al menos, no había rastro de molestia en su voz.

—¿Por qué dices eso? estoy contento de haber pasado tiempo contigo —replicó él en voz neutra—. Tengo buenos recuerdos de todo este tiempo que estamos juntos.

—¿En serio? —Ella rió en voz baja—. Aunque estamos saliendo, apenas actuamos como una pareja. Ni siquiera ahora has intentado hacer algo que no sea hablar o mirar tu celular o terminar tu maldita cerveza, mientras estoy vestida así a tu lado. Así no era el Brando que yo conocía.

Tenía razón. Si fuera el Brandon de antes, tendría la mirada puesta en ella en todo momento. No perdería ninguna oportunidad de tocarla, besarla y hacerla suya sin tener en consideración los sentimientos. Todas sus acciones eran impulsadas para saciar su ego. Todo era superficial, sin sentido, sin importancia; pero ese chico ya era parte de su pasado. Tenerla en ese momento delante de él, llevando solo su camiseta puesta, le aclaró todo lo que ya sabía desde un inicio. Sabina jamás ganaría su corazón hasta que la pelirroja desapareciera de su mente. Quizá en unos años podría quererla, pero ella no lo esperaría y tampoco quería que lo hiciera. No estaba interesado en dedicar tiempo a causas sin sentido.

—Creo que te dije que ya no era el mismo de antes, no sé si sea correcto disculparme por no haber cumplido con tus expectativas... Tal vez debamos terminar con esta etiqueta falsa. Como dijiste, apenas hemos actuado como una pareja lo haría.

—Tú... en serio —De repente, Sabina se acercó lo suficiente a él para quedar sobre él.

—¿Qué crees que haces? —preguntó Brandon, mientras sujetaba de sus muñecas para detener cualquiera de sus posibles movimientos.

—Solo quiero divertirme un poco, aprovechar lo que quede de tiempo de esta relación. Creo que dejé muy en claro mis intenciones.

—Oh, sí que lo hiciste; pero la situación sería completamente distinta si las hubiera consentido ¿No crees? Si fuera el anterior Brandon —Sabina sonrió.

—Si quieres puedo pintarme el cabello pelirrojo, el mismo tono de ella. Quizá de ese modo te decidas a hacer algún movimiento, ¿por qué no lo pensé antes?

—Por qué nunca serás ella —La respuesta debió ofender un poco su orgullo, incluso Brandon lo pensó luego de decirlo, pero ella pareció manejar muy bien ese rechazo al reírse en voz baja.

—¿Ahora te sientes mal por lo que dices? Desde un inicio sabía que no tenía una oportunidad contra de ella, pero fui necia. Nadie nunca antes me había ignorado como tú.

—¿Lo siento?... Yo... —Sin embargo, ella logró liberar una de sus manos y la puso sobre sus labios para que no terminara la oración.

Sabina por fin se levantó, rendida, y fue de regreso al baño para ponerse su ropa. Brandon también se levantó del sillón, y se quedó esperando a su compañera para despedirla. Quedó en claro que ya no había motivos para seguir con el intento de relación que no tenía ningún futuro. La quería como una amiga, nada más. Se despidió de ella como siempre lo hacían, pero Sabina no estaba dispuesta a tener una aburrida despedida.

Brandon estaba completamente equivocado si pensaba que ya nada más iba a pasar. Había bajado la guardia lo suficiente para que ella tomará la oportunidad de robarle un beso. Le sonrió tan orgullosamente de lo que había logrado que no tuvo tiempo para molestarse.

—No iba a irme con los brazos cruzados —le dijo manteniendo la sonrisa—. Es lo mínimo que espera cualquier chica cuando sale con alguien.

—Está vez encuentra a alguien que muera por ti.

—Por supuesto que lo haré, ni dudes de ello. Suerte en lo que vaya a ocurrir con ya sabes quién, nos vemos... ¿amigo?

—Seguimos siendo amigos. Ten cuidado de regreso a tu casa.

—Y tú asegúrate de arreglar tu asunto con esa persona.

Se limitó a asentir y luego regresó al interior a su apartamento. Se sentía más tranquilo consigo mismo, sin tener que considerar los sentimientos de una persona a la que no estaba dispuesta a corresponder. Después de todo, había cometido un error al creer que eso ayudaría a aplacar sus sentimientos. La imagen de Itzel apareció en su mente mientras ordenaba sus cosas antes de irse a descansar. Estuvo tentado a marcar su número para simplemente oír su voz antes de dormir. Quería contarle sobre su día, omitiendo algunas partes, y sus planes para el día siguiente; pero ya era casi medianoche. No era la hora ideal para hacer una llamada, tomando en consideración las circunstancias de su relación actual ¿Estaba bien que lo hiciera?

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora