Felicidad efímera

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29 de abril

Había llegado el día de celebrar el cumpleaños de su padre y hermana, así que no se les ocurrió mejor idea que un corto viaje fuera de la ciudad. Pensaron en postergarlo para la próxima semana por las lluvias, pero al final decidieron alquilar una casa que estaba cerca a un lago. Iban a quedarse ahí por los próximos tres días, así que tenían que estar completamente seguros de que estaban abastecidos.

Su padre acababa de llegar con la camioneta que también alquilaron, así que Mackenzie se apresuró en ordenar las cosas que llevarían al viaje. Jane se encargó de guardar las maletas de los recién llegados a la habitación de Mark para luego quedarse a jugar con Harper antes de que se diera cuenta de la ausencia de sus padres. Usualmente no era del tipo de niña que lloraba si no estaba uno de ellos cerca, pero era mejor mantenerla entretenida hasta que regresarán de hacer las últimas compras junto a su hermano.

Mientras veía a su amiga ocupada con su hermana, se apresuró a mover las cajas pesadas del cuarto que usaban como depósito hacia la entrada. Iba a dejarla cerca de la puerta para facilitar el trabajo cuando alguien llamó a la puerta. No esperaba ninguna visita a esa hora, aunque no debía sorprenderse si se trataba de alguien en particular.

—¿Sorpresa? —exclamó Brandon con una sonrisa nerviosa. Llevaba una bolsa de papel que debía contener presentes para los cumpleañeros, aparte de una mochila colgada en su hombro. De repente, se acercó para tocar su rostro—. Ya te ves mucho mejor, Rojita.

—Fue de ayuda la conversación.

Le iba a decir que esperara en la sala cuando Harper apareció corriendo hacia ellos para abrazar la pierna de Brandon mientras lo llamaba "hemano".

—Brandon, ¿también te unes al viaje? —La mente maestra entró en la escena con una sonrisa pícara luego de cometer su pequeña hazaña. Y sin apartar la mirada de Brandon, se acercó a Harper para cargarla en sus brazos para cerrar su acto—. Sí que tienes un efecto atrayente en los Stingler.

—Espero que Cameron no lo vea mal ¿también va a ir?

—No, él no suele...ya sabes —divagó—. Su trabajo es primero. No tienes que preocuparte ¿cómo crees que dejaría que ustedes dos estén en un mismo lugar?

De pronto, unas cabezas pelirrojas se abalanzaron hacia Brandon como si no lo hubieran visto por años. Acapararon toda la entrada, así que tuvo que retroceder para darle suficiente espacio. Su padre se adelantó para empezar su monólogo de cuán feliz estaba con su visita. Un nuevo integrante de la familia.

—Papá. —Mackenzie alzó un poco su voz con una mirada acusadora, pero apenas causó algún impacto en su padre—. Cuidado con lo que dices.

—Pero, cualquier amigo de mis hijos será mi hijo también ¿No es cierto, Jane? —Ella había vuelto a aparecer.

—Si me va a dar un buen filete de los que hay en las bolsas, seré todo lo que usted desee. Menos su esposa, ese puesto ya está ocupado.

—¿No habías comenzado con tu dieta de cero carne?

—Luego de ver esas compras, haré mi mayor esfuerzo por acabar cada una de ellas. —El señor Stingler no pudo evitar reír ante el comentario antes de ordenar que todos subieran al auto.

—Entonces, tendremos que apresurarnos.

No querían esperar a ver si la lluvia iba a empeorar, así que todos empezaron a subir las cosas al auto. Mark sería el encargado de manejar ese día, por lo que Jane tomaría el asiento del copiloto para amenizar el ambiente. Sin embargo, uno no sabía con qué canciones podría sorprenderlos. Sus gustos musicales eran como una montaña rusa de géneros, todas completamente distintas entre ellos. Pero al menos, los dos evitaron ofrecerles un show completo con sus voces poco melodiosas. El clima parecía haber apaciguado su energía desbordante, aunque no los detuvo en hacer planes en voz alta cómo acampar en la rivera del lago como si estuvieran en un programa de supervivencia.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora