Invasión de propiedad

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24 de marzo

Había empezado a guardar sus cosas con anticipación para no estar el último día preocupada de no olvidar nada en el edificio. Tampoco es que hubiera convertido su lugar en una nueva habitación para vivir, pero había acumulado muchos objetos pequeños para indicar que ese sitio era de ella sin estar presente. Había podido proteger la caja de la lluvia y nieve durante el camino, aunque ella terminó un poco empapada.

Aprovechó la hora de almuerzo para llamar a Mark a que fuera a recoger sus cosas. Quería que la caja estuviera lejos de la vista de todos y si podía deshacerse de ella cuanto antes, lo intentaría. Así que bajó hasta la primera planta a esperar por él mientras seguía cayendo la lluvia. El vestíbulo estaba desolado, o lo estaba hasta que alguien decidió hacerle compañía. No consideraba a Gale como un amigo, era más como un conocido que terminó convirtiéndose en un compañero de trabajo. Hablaban casualmente cuando se cruzaban en el pasillo, lo que no era muy seguido porque trabajaban en distintos pisos.

—¿Estás bien, Stingler? Te ves un poco pálida —le dijo, lo que no era del todo falso. Sentía que estaba cerca de enfermarse y entonces, dio el primer estornudo.

—Parece que necesito tomar una buena taza de café caliente.

—No es una mala idea, ¿y esa caja? ¿Vas a dejar de trabajar?

—No, son unas cosas que dejé en la oficina y necesito devolverlas... —En eso, Brandon y Sabina cruzaron la entrada en dirección a los ascensores llevando lo que parecía ser su almuerzo. Estaban tan metidos en su conversación que ni se dieron cuenta de ellos, así que ella hizo lo mismo.

—Esos dos se han vuelto inseparables desde que llegó —comentó Gale de la nada—. Siento un poco de celos de como se ha alejado mi amigo.

—¿Y me dices esto... por? —No era necesario mirar hacia él, para saber que la estaba mirando fijamente para oír su respuesta.

—Él me ha dicho que se conocieron aquí, pero me gustaría oír tu versión...porque no parece que los dos se conocieran hace poco, da la impresión que...

—Si él dijo eso, deberías creerle. —Y llegó el segundo estornudo, acompañado de un mensaje de aviso de su hermano—. Bueno, tengo asuntos que atender.

***

Al día siguiente

—¿En dónde estás? —Mark lo llamó justo cuando salía de trabajar—. ¿Estás ocupado?

—De camino a casa ¿Por qué?... Creí que habías ido a visitar a tu padre.

—Estoy en eso, pero ¿podrías hacerme un favor? —Esperó oír una respuesta, pero como no hubo una, continuó hablando—. Pedí un par de cosas... y me acaban de llamar para avisarme que no había nadie en casa y las han dejado fuera de la puerta. Ya llamé a mi hermana, pero no recibo ninguna señal de vida...¿Podrías revisar que estén ahí?

—¿Itzel? —No la había visto a lo largo del día, tal vez ya debía estar en casa si salió temprano. Pero Mark había dicho que ella no le contestaba.

—Se supone que en casa, descansando...al parecer se tomó el día por una gripe, así que verifica que está bien.

—Seguro, te llamaré cuando llegue.

Tras cortar la llamada, le pidió al chofer del taxi que cambiara la ruta hasta la dirección donde vivían los Stingler, y Jane, que por el momento estaba en un corto viaje con su amigo. Pensaba que encontraría la casa con alguna luz encendida en señal que había alguien adentro, pero estaba completamente a oscuras y las cosas estaban tal como le había dicho a su amigo.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora