¿Fue parte del destino?

Fin del trato

02 de noviembre

Con el pasar de los días, el avance del trabajo de detención se fue reduciendo hasta poder completar cada uno de los detalles y precisos requerimientos de Tara. Era una suerte no tener que tenerla 24/7 detrás de ellos observando todo lo que hacían, aunque Brandon sería el único contento con su presencia. Las pocas veces que hizo contacto con ellos, solo dejó que su acompañante lidiara con ella. A su extraña manera se entendían, así ella no tendría que mantener silencio ante los posibles ataques de Tara.

Tampoco fue una mala experiencia del todo. Si bien no le gustaba la idea de estar con Brandon en un mismo salón, solos por un par de horas casi todos los días, aprendió a soportarlo. Quizá el trato ayudó en que ambos se llevaran mejor, o simplemente era ella tratando de entender al chico que tenía a su lado. El resentimiento que tenía, ya no era tan intenso como antes, pero aún así no podía dejarlo de lado ¿Cómo podría fiarse de alguien que la había lastimado? No importaba si había visto nuevas versiones de Brandon, las personas no cambian fácilmente. Era imposible que ambos pudieran ser llamados amigos, aunque estuvo a punto de decirlo en una ocasión. En aquel momento pensó si era posible que ella lo considerara de ese modo, aunque solo fue un desliz.

Daba igual meditarlo a esas alturas cuando ya todo estaba a punto de terminar. Había que regresar a la realidad, al mundo presente y seguir el orden natural de las cosas. El tiempo en detención logró que su mente no estuviera pensando constantemente en sus problemas, principalmente ligados a su relación. Sin embargo, la culpa no dependía de una sola persona.

Ese día, Brandon se adelantó en ir al depósito para ordenar las últimas cajas que habían utilizado para guardar las piezas sobrantes; mientras que ella se dirigía a buscar al profesor Harford para avisarle que ya habían terminado con su labor. Un simple aviso para que no la obligara a quedarse para tener una conversación enfocada en Brandon, ya había hecho lo suficiente para conocerlo. no era necesario oír más peticiones. Tenía que cumplir con su rol de profesor para llamar al comité del baile para confirmar que todo se realizó de acuerdo a lo planeado.

De regreso al depósito, se encontró con Adam Hollister yendo al gimnasio a entrenar con su equipo. La Itzel de primer año estaría super emocionada si supiera que algún día se iba a convertir en amiga de él o que le pediría su número para estar en contacto a cualquier hora. Seguía sin creer que él tendría algún interés en conversar con ella durante los descansos o por mensajes. Se sentía como si sueño estuviera a punto de cumplirse, pero solo eran ideas infantiles. Estaba bien que Adam hubiera sido su amor unilateral, era el chico ideal que desearías tener a tu lado. Sería una hipocresía negar que pensaba así; sin embargo, ya no estaba tan interesada como antes y lo veía como algo problemático que un rayo de felicidad infinita. Demasiado perfecto para que sea real, al menos podía contentarse con su amistad.

—¿Por qué estás tan contenta? —preguntó Brandon mientras estaba sentado en el suelo—. ¿Ganamos algo? ¿O pasó algo con Kyle?

La simple mención de ese nombre hizo que su buen humor desapareciera, incluso Brandon lo pudo notar por cómo su sonrisa se esfumó de inmediato. Aún seguía pensando en la conversación que habían tenido con él en la excursión cuando decidió que era buen momento de buscarla. Solo era una simple charla para preguntar qué estaba ocurriendo, un par de explicaciones que terminaron en una discusión. No estaba molesta que no le contara sobre su ex novia, la había mencionado antes de que ellos salieran, pero nunca la había conocido ni había oído su nombre. Entendía las razones de mantenerlo en silencio, lamentable le decepcionó que estuviera más del lado de personas que apenas llevaba tiempo conociendo que quien era su mejor amiga, muy aparte de ser su novia. O el hecho de pedirle cosas que escapaban de sus manos como mantenerse alejada de Brandon. Estaba a su lado porque se lo había pedido y obligado el director. De recordar todo lo que le dijo y exigió, empezó a molestarse.