Una desagradable vista bajo la luna

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3 horas más tarde

Después de la llamada, permaneció en su habitación sin apetito para cenar. Aún sentía el mal sabor de la derrota y detestaba que fuera a manos de alguien que no le agradaba.

Ya estaba preparándose para dormir, incluso había puesto una playlist relajante cuando escuchó la voz de su madre llamándola desde la primera planta. Alguien había llamado a la puerta de su casa y al parecer la buscaban a ella. Itzel se asomó a su puerta y preguntó quién era para ver si le bajaba o inventaba una excusa. Terminó bajando, a pesar que ya llevaba puesta su pijama.

Resultó que el visitante era nada más y nada menos que uno de sus mejores amigos. Era alguien importante como para bajar o ir al supermercado en pijamas de noche, aunque a veces se podía inventar algunas excusas para no hacerlo. Pero ese no iba a ser el día. 

Entonces, abrió la puerta y sentado en las escaleras de la entrada estaba esperando Kyle. No había planeado verlo hasta al día siguiente en la escuela, porque estaban en salones distintos, aún así se alegró de verlo. Al parecer, la llamada lo dejó preocupado, así que optó por una corta visita para oír sobre lo que había molestado a la pelirroja. Ella estaba más que dispuesta a contarle su historia.

—No solo estoy castigada por cuatro meses. Gibbons tuvo la audacia de obligarme a ayudar a las encargadas del baile —le comentó la pelirroja con rastros de molestia.

—Pero cuatro meses es demasiado por solo haberte quedado después de la salida.

—Yo dije lo mismo —exclamó ella—. Todo se jodió por estar al lado de ese idiota en el lugar y momento equivocado.

—¿Con quién exactamente? Creo que hay varios idiotas en tu lista —preguntó Kyle. Ella llamaba de ese modo a muchas personas, por lo que era un poco confuso saber de quién se trataba con rapidez. Aunque por el modo que lo había dicho, no era uno cualquiera.

—Brandon Smicht —soltó las palabras con cierto desprecio.

—Pensé, bueno... dijiste que te mantendrías alejada de él a toda costa, después de lo que hizo.

—Lo sé, Kyle. Ya te dije que no fue por voluntad propia, simplemente tuve mala suerte.

—Y ahora tienes que compartir detención con él. —Itzel asintió—. Mantente alejada de Brandon, no vaya a...

—Sé cómo defenderme, ya no soy la misma niña de hace 2 años. No me importa que sea Brandon, no le voy a permitir que me haga algo.

—Eso no cambia que sigues siendo una chica, no quiero que te vuelva a lastimar.

—Que solo lo intente.

Siguieron conversando sobre otros temas hasta que comenzó a soplar el viento con fuerza. Hubiera continuado sin ninguna preocupación si no tuviera frío, así que se vio obligada a despedirse de Kyle y regresar a su casa. Dentro la esperaba su madre.

—¿No vas a cenar? —preguntó su madre un poco preocupada al ver que la muchacha aún no había comido nada, ni siquiera había cruzado por la cocina para verificar que había cocinado. La joven le respondió en negativa—. Tienes que comer algo... te subiré un té y unos bocaditos de la reunión de ayer.

—Está bien —aceptó Itzel desanimada.

—¿Sucede algo querida? Te veo muy decaída... ¿es por el castigo?

—No, nada de eso. Solo estoy cansada. —Su madre la miró por unos segundos. Así que forzó una sonrisa para que no le hiciera preguntas.

—Bueno, iré por los bocadillos.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora