¿Fue parte del destino?

Las sorpresas del festival

6 días antes del festival

El dúo de detención estuvo de un lado para otro corriendo detrás de cada club escolar llevando cosas, ordenando los distintos objetos, vestuarios, materiales y comidas que necesitaban al momento. Era una jornada exhaustiva que se tuvo que extender incluso un fin de semana para no retrasarse para el día. Brandon e Itzel apenas tenían tiempo para descansar luego de sus clases, cada vez que tenían la oportunidad de un descanso simplemente se sentaban en silencio rogando que todo terminara pronto. Al menos, ya se había logrado un gran avance con la colocación de los puestos. La única mala noticia fue que en el día del festival ya no estarían libres como les prometieron, porque tenían que asegurarse que todo se desarrollara con normalidad.

En ese momento, ambos no dudaron en reclamar que era un abuso colocar dos personas para supervisar todo un festival. Era casi como una misión suicida porque no tenían la capacidad de estar en varios lugares simultáneamente. Así que los profesores se vieron comprometidos a añadir otro par de alumnos para mantener todo bajo control. Era un punto positivo, pero Itzel tenía la esperanza de disfrutar el festival con mayor libertad. Por suerte, aún le quedaba un año más.

Uno de esos días previos, nadie requirió de su ayuda. Ellos estaban más que felices quedándose sentados sin hacer nada; sin embargo, cuando Harford se percató de su situación los mandó a ambos a la biblioteca para que ayudaran a ordenar unos libros que acababan de llegar. A pesar de que ellos se llevaban mejor, decidieron ir cada uno por su lado para terminar rápido con el encargo para regresar a sus casas.

***

Durante esos días, se escucharon rumores sobre la posibilidad de que Brandon y Tara pudieran retomar su relación. Aparentemente alguien los había visto juntos después de clases, demasiado juntos como para dejar la imaginación de lado. Hasta ese momento él no había comentado nada sobre el rumor, quizá ni lo había oído, por lo que Itzel pensaba que solo era un falso rumor. Así que aprovecho su oportunidad para preguntar ya que nadie alrededor que pudiera oírlos.

—¿Es cierto lo que dicen? —le preguntó cuando lo encontró abriendo una de las cajas de libros. Al darse cuenta de su presencia, él se puso de pie. No con la intención de acercarse, sino para revisar la repisa del librero que tenía que ordenar.

—¿Qué dicen por ahí?

—Que tuviste un encuentro pasional con Tara Heaney

La simple mención de su nombre hizo que todo su cuerpo se tensione. Se quedó paralizado por unos minutos y luego trató de disimular que todo estaba bien revisando algunos libros de la sección de historia que no tenían que ser organizados. Y a pesar de todo ese acto, no respondió la pregunta. Bastaba con su silencio para responder la duda. Itzel no podía entenderlo.

—Vaya, entonces es cierto —continuó ella—. ¿Por qué sigues insistiendo?

—Es muy difícil de contestar... ¿no dicen que el amor es ciego?

—Podrá ser ciego, pero no supera tal nivel de idiotez y toxicidad. —Su comentario le causó gracia—. ¿Acaso no tienes dignidad?

De pronto, Itzel lamentó haber dicho esa última pregunta. La sonrisa desapareció de su rostro al instante y todo rastro del Brandon que consideraba agradable. Había regresado la misma expresión amenazante que conocía de hace tiempo. Su intención no era molestarlo, pero no supo escoger las palabras correctas.

—A ti que te interesa lo que haga. —Su voz era distante y grave. Se acercó a ella de un solo paso hasta acorralarla contra el librero detrás de ella, mientras mantenía una mirada intimidante—. ¿Estás celosa o qué? No paras de mencionarla