Encuentros en el tiempo

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Tres meses después, 27 de diciembre

Durante tres meses no tuvo ninguna noticia de la pelirroja. No sabía el nuevo número que había conseguido y aún si lo obtuviera de parte de Mark, ella no contestaría. Había dejado muy en claro que había cortado lazos con él, pero aún así no tenía forma de saber de ella. Mark no regresó con ella a Chicago, tenía unos asuntos que atender en Liverpool y no sabía si Jane le contestaría si ya sabía lo que pasó. Su única oportunidad sería en el matrimonio de Freya. Itzel jamás se lo perdería.

Por toda una semana había estado lloviendo, así que no dudó en ir a comprar un café cuando tuvo la suerte de salir del trabajo sin preocuparse de terminar mojado. Incluso se quedó sentado dentro del local mientras leía noticias desde su celular. Era un plan simple antes de regresar a su casa hasta que apareció Adam. Él estaba de camino hacia la salida, pero no dudó en acercarse a saludarlo.

Él comenzó con una simple conversación casual de dos amigos que se veían de casualidad. Le comentó sobre alguien que acababa de conocer, aunque a Brandon realmente le importaba muy poco las personas que conocía. O al menos hasta que mencionó un pequeño detalle.

—Estás bromeando —dijo entre risas—. Itzel no está en Dublín.

—No te estoy mintiendo. Ella fue quien me presentó a —Adam miró rápidamente hacia atrás buscando a alguien con la mirada—. Ahí viene mi acompañante...ella es...

—Jane —Ella alzó la mano para saludarlo como si fueran grandes amigos, lo que tomó por sorpresa a Adam.

—¿Ustedes se conocen?

—Tenemos una persona en común ¿no? —contestó y volvió a dirigirse a Jane—. ¿Tienes un minuto para hablar...en privado?

Adam se retiró de inmediato sin pedir ninguna explicación, mientras que Jane se ponía cómoda en el asiento que estaba a su lado. No sabía por dónde comenzar, o qué preguntas hacer sin sentirse un tonto; pero tuvo la suerte de que Jane siempre parecía saber que decir en momentos como esos.

—¿Qué pasó la última vez que vino a Dublín? —preguntó Jane—. Me contó lo del cementerio, la loca que la había atacado, de su mejor amiga...pero tu nombre apenas lo mencionó. Y ahora que te encuentro, quieres conversar probablemente de lo que me haya dicho Kenzie ¿cierto?

—No estás del todo equivocada —dijo él—. No he podido comunicarme con ella en estos meses.

—Pero tienes a Mark —Él no contestó, así que Jane se quedó mirando fijamente sus ojos como si pudiera ver a través de ellos. Después de unos segundos apartó la mirada como si hubiera descubierto algo—. ¿Tan malo fue?

—La situación es un poco complicada.

—Dudo que sea un poco complicada, como para que Kenzie haya tomado la decisión de no regresar más a Dublín después de la boda de su mejor amiga. Así que te volveré a preguntar, ¿qué pasó?

—Si ella no te lo dijo, yo tampoco lo diré. Pero si lo que dices es cierto, esta sería mi última oportunidad.

—Quizá. No tendré el don de ver el futuro, pero creo tu oportunidad va a depender de lo que digas en la boda.

Una hora después

Trató de ponerse en contacto con Mark cuando iba a casa de su madre a dejar unas cosas que le había pedido Sam. Cada llamada terminaba en la casilla de voz, aunque estaba enterado, por Jane, que estaba de camino a la ciudad. Era lo único que sabía del paradero de su amigo, así que tendría que esperar.

Cuando llegó a casa, su madre estaba en la cocina ordenando las compras que había hecho. Su hermano fue la primera en recibirlo para quitarle lo que traía para ella y luego desaparecer en su habitación, así que fue a hacerle compañía a su madre. Después de tantos años, su relación había mejorado, aunque posiblemente era porque había dejado de ser un terrible hijo. Ella señaló hacia unas bolsas que estaban en la mesa para que la ayudara.

—Hoy me encontré con Itzel en el supermercado —comenzó a hablar su madre sin dirigirle la mirada—. No la reconocí sin su cabello pelirrojo.

—¿Hablaron sobre algo? —preguntó mientras caminaba de regreso a la cocina—. Tal vez, ¿algo sobre mí?

—No conversamos mucho, ella estaba acompañada ¿Sabes si está saliendo con alguien?

—Que yo sepa...no. Tal vez era su hermano, ¿era pelirrojo? —Entonces, su madre volteó para encontrar su mirada—. ¿No era pelirrojo?

—No lo recuerdo, pero no debería ser importante...¿o acaso sigues interesada en ella?

Él se encogió de hombros. No era de hablar con su madre sobre sus sentimientos ni de sus relaciones, aparte de decirle la información necesaria que debía saber. Quizá podía servirle oírle su opinión, aunque no estaba tan seguro.

—No me sorprendería si lo estás —continuó ella, mientras continuaba ordenando la despensa—. Pásame las bolsas de azúcar.

—¿Por qué lo dices?

—Porque te conozco. Las últimas veces que mencionaste a Itzel, se podía notar en tu voz que estabas feliz con el simple hecho de cruzarte con ella del otro lado del mundo, aunque ahora luces más preocupado que emocionado.

—Tuvimos una especie de pelea la última vez que estuvo en Dublín. No entraré en detalles.

—¿Y qué esperas para resolverlo?

—¿No te parece raro?

—Si es la persona que escogiste, no tengo porqué decir nada. Solo quiero que estés con la persona que te haga feliz y querer ser persona. Al menos, ella te trajo de vuelta al camino correcto. —De repente, su madre se acercó a él—. Y sí preguntó por ti, pero un joven nos interrumpió antes de que pudiera contestar.

***

Después de sus últimos encuentros en la ciudad, no debía de estar sorprendida de ver de nuevo a Kyle. Llevaba años sin saber nada de él desde que decidió romper por completo la relación que tenían, pero no imaginó que llegaría a acercarse a ella por voluntad propia. Era notorio que había madurado, así que por ese simple detalle le dijo a su hermano que lo alcanzaría en unos minutos.

Ya no sentía ningún tipo de rencor por él por todo lo que sucedió en la escuela, aunque podía decir que podía entender las decisiones que tomó. En esa época eran inmaduros y demasiados jóvenes para entender los sentimientos, incluso en ese momento eran complicados.

Primero se disculpó por las cosas del pasado, por actuar como un idiota egoísta que no supo valorar a las personas que tenía a su lado. En especial, porque había perdido una de sus mejores amigas de la peor manera; al menos con Freya seguía manteniendo contacto, aunque ya no era como antes.

—Quizá debimos oír a Freya cuando nos los advirtió —dijo ella—. Pero, no tengo nada que decir al respecto. Por mí lado, espero que podamos conversar con normalidad.

—¿No me odias?

—¿Por qué lo haría? Ya quedó en el pasado —Al menos, logró hacer que Kyle le sonriera. Él seguía estando un poco nervioso, porque no dudó en colocar sus manos sobre sus hombros como para motivarse. Y en ese momento, logró ver algo brillante en sus dedos—. Al parecer, tú también has dado grandes pasos ¿Acaso influiste a Freya?

—Es sólo simbólico... —dijo Kyle—. Aunque Freya puede que me haya hecho pensar en la idea del matrimonio.

—Sea quien sea esa persona, espero conocerla algún día. —En eso se fijó que su mellizo se había cansado de esperarla, así que era momento de dar fin a la conversación—. Me tengo que ir... pero imagino que irás a la boda de Freya. Nos vemos esa noche.

Ya estaba por despedirse, cuando Kyle decidió que era el momento de agregar, o mejor dicho, mencionar un nombre que posiblemente también vería esa misma noche. No lo había dicho con ninguna intención, pero odiaba que solo bastaba oír el nombre de Brandon para que sus pensamientos vacilaran. Ella hizo su mejor esfuerzo para actuar como si no tuviera mucha importancia y regresó al lado de su mellizo. Al menos, la bombardeada de preguntas la haría distraerse.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora