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Primer sueño
"Corre, no te detengas, más rápido", era lo único que podía repetirme a mi mismo mientras corría sin rumbo en quién sabe dónde. No lograba ver casi nada debido a la oscuridad, excepto a la luna en el cielo que estaba siendo cubierta por una densa neblina.
Mis piernas dolían como cada parte de mi cuerpo, mi respiración estaba agitada y podía sentir el frío aire colarse entre mis ropas sucias. Estaba aterrorizado. De pronto, una linterna iluminó mi rostro haciendo que la luz me segara y me detuviera.
― ¡Aquí está!, ¡lo encontramos! ―gritó la persona que sostenía la linterna frente a mi, y unos segundos después tenía un montón de luces más apuntándome desde todos los ángulos.
Estaba paralizado en mi lugar y cuando me disponía a dar la vuelta y correr de nuevo, alguien me había sujetado fuerte por detrás y puesto una mascarilla sobre mi nariz y boca.
― Tranquilo, ahora estás a salvo ―me susurró una voz grave y ronca en el oído, antes de que una especie de gas comenzara a circular por la mascarilla haciéndome perder el conocimiento.
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― ¡Ahí viene! ―un grito proveniente de uno de mis amigos fue lo primero que escuche al atravesar la puerta de aquel lugar.
Era una pequeña y acogedora cafetería familiar ubicada en el centro del pueblo, allí mis mejores amigos y yo íbamos a almorzar cada mañana antes de ir a la escuela. La habíamos adoptado como nuestro segundo hogar después de darnos cuenta que ahí era donde nos reuníamos cada vez que alguno de nosotros había reprobado una materia, tenía problemas o estaba pasando por un mal momento.
No teníamos las mejores familias del mundo, ni éramos los chicos más ejemplares, pero aprendimos que podíamos confiar los unos en los otros para cuidarnos la espalda y sentirnos acompañados.
Éramos unos idiotas, lo sabíamos, pero los idiotas deben permanecer juntos.
― Hola, chicos ―los saludé en un tono apenas audible cuando llegue a la mesa y me senté con ellos.
― Hola, amigo, ¿qué sucede? ―me preguntó Dallon, quién estaba sentado al lado de mi.
Me quite la capucha de mi sudadera verde militar dejando al descubierto mi rostro, lo que provocó un sonido de "uhh" al unísono.
― Rayos, Josh. Lo siento, pero te vez asqueroso ―se burló Brendon y yo le dedique una pequeña sonrisa mientras trataba de acomodar un poco mi cabello. La verdad es que tenía razón, mi aspecto no era el mejor de todos.
Tenía unas enormes ojeras, mi cara estaba más pálida de lo habitual, si es que eso era posible, y lo peor de todo era mi labio inferior roto debido a que no había parado de morderlo en toda la noche.
― Lo sé, es que no pude dormir casi nada anoche, a lo mucho una hora o dos.
― ¿Tan buena estuvo la paja? ―volvió a hablar Brendon, justo cuando una camarera de unos 60 años fue a nuestra mesa para tomar nuestra orden.
Pedimos rápido mientras ella nos miraba con cara de espanto, y tan pronto como entró a la cocina los tres nos echamos a reír.
― No, idiota, no te proyectes a través de mi ―dije aun riendo―. Es que tuve un sueño muy extraño, como una pesadilla ―llegó Pete a la mesa y todos lo saludamos.
― ¿Y de que iba el sueño? ―preguntó Dallon.
Les conté todo tratando de que no se me escapara ningún detalle, cosa que no era muy difícil ya que había pasado casi siete horas seguidas repasándolo una y otra vez en mi mente.
― Creo que el asunto de las desapariciones te está afectando ―dijo esta vez Pete, mientras una camarera diferente nos entregaba nuestras órdenes.
Tomé mi taza de café entre mis frías manos y dejé que su fuerte y delicioso aroma inundara mis fosas nasales a la par que bebía un sorbo. El doctor me había prohibido consumir cafeína, pero en estos momentos era lo que más necesitaba para mantenerme despierto.
― El sueño en si no es lo que más me tiene alterado ―dije después de unos momentos de silencio y solté un pesado suspiro antes de continuar―, sino que al despertarme lo primero que salió de mi boca fue el nombre de Tyler.
Los tres dejaron de comer y me miraron fijamente, bueno, Brendon termino de comer el bocado que tenía entre el tenedor y su boca y luego se unió a los otros dos.
― ¿Tyler?, ¿ese chico raro de tu taller de artes? ―preguntó Brendon y yo le dirigí una mirada algo molesta. Detestaba que se refirieran así de Tyler, pero Brendon era Brendon y mi amigo.
― No es raro ―habló Dallon esta vez―, es sólo que es muy tímido y no le gusta relacionarse mucho con los demás.
― Bien, bien, pero tienen que admitir que es un poco extraño que Josh sea la única persona con la que ha hablado por más de cinco segundos sin salir huyendo.
― Bueno, tal vez sea porque Josh no es tan idiota como para juzgar a alguien sin antes haberlo conocido ―respondió Pete y todos permanecimos en silencio esperando la respuesta de Brendon.
― Yo no... sí, tienes razón ―todos asentimos y continuaron comiendo―, lo siento.
― Descuida ―sonreí un poco y bebí más de mi café―, creo que tienen razón y estoy delirando. Hablaré con él hoy en la escuela.
― Oigan, chicos ―todos en la mesa dirigimos la mirada hacia la televisión donde apuntaba Dallon, esta estaba en un muro a unas mesas de nosotros.
Uno de los encargados de la cafetería subió el volumen mientras el resto de los comensales también ponían atención. Eran las noticias locales:
"Esta mañana se ha reportado la desaparición de otra joven víctima en el pueblo de Slowtow. Un chico de diecisiete años, estudiante de último grado que asistía a la preparatoria estatal, fue visto por última vez por su madre la mañana de ayer y desde entonces no volvió a casa. Su nombre, Tyler Robert Joseph..."
Me quedé paralizado en mi asiento sin escuchar el resto. No quería creerlo, me negaba a hacerlo, de seguro seguía durmiendo en casa y todo esto era parte de esa horrible pesadilla o tal vez se trataba de otro Tyler Robert Joseph, que vivía en el mismo pueblo y estudiaba en nuestra misma preparatoria, pero tuve que descartar esas posibilidades cuando su fotografía apareció en la pantalla.
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Slowtown | Joshler
FanficJosh hará lo que sea necesario para encontrar a Tyler. "Hey, hey, wouldn't it be great, great, if we could just lay down and wake up in Slowtown" Esta historia comenzó como algo mío y ustedes lo hicieron nuestro, y así será siempre.