Josh hará lo que sea necesario para encontrar a Tyler.
"Hey, hey, wouldn't it be great, great, if we could just lay down and wake up in Slowtown"
Esta historia comenzó como algo mío y ustedes lo hicieron nuestro, y así será siempre.
― ¿Me pueden explicar porqué estoy levantado tan temprano por la mañana? ―cuestionó Brendon en un bostezo.
― Pero son casi las once ―comentó Gerard.
― Exacto ―respondió risueño.
Los chicos llegaron a la casa de Pete diez minutos después de que les enviara un mensaje por el grupo. Algunos aún con nuestras pijamas puestas.
― Lamento si los desperté, pero esto es muy importante ―dije―. ¿Recuerdan las carpetas que trajo el oficial anoche? ―todos asistieron― Bien, pues no tuve tiempo de revisar lo que tenían hasta ahora. Son transcripciones de entrevistas con las familias de los chicos desaparecidos, el oficial estuvo hablando con ellos.
― ¿En verdad? ―preguntó Gerard y yo asentí, entregandole la carpeta― ¿Visitó a todos?
― Casi, sólo faltan las familias de Timothy, Vanesa y Tyler. Eso era lo que quería decirnos.
Los otros se acercaron a él para leer las transcripciones y luego tomamos asiento al rededor de la mesita del centro.
― Todos ellos comentaron que las víctimas visitaron diferentes clínicas y centros especializados desde que se les detectó su enfermedad, algunas incluso fuera del pueblo, pero si leen con atención se darán cuenta de que cada uno en algún punto llegó a ser atendido en el Hospital Middlewood ―dije, señalando los puntos de las hojas que había subrayado.
― ¿Sabes dónde queda? ―preguntó Pete. ― Lo tengo ―anunció Dallon, mostrando la pantalla de su laptop―. Está justo en los límites del estado, más allá de la ciudad.
― Eso es bastante lejos ―habló Ryan―. ¿Puedo?
― Seguro ―Dallon lo dejó usar su computadora y segundos después nos volvió a mostrar la pantalla.
― Se encuentra a aproximadamente cuatro horas en auto ―informó Ryan.
― Sí, eso es considerablemente lejos ―dijo Pete.
― Esperen, esperen ―habló Brendon― ¿Ese es el lugar? ―preguntó, abriendo una imagen en el buscador.
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Todos nos quedamos impresionados viendo la fotografía del hospital. No quería admitirlo, porque se echarían para atrás, pero en ese momento estaba nervioso.
― Es escalofriante ―dijo Brendon angustiado.
― Es increíble ―comentó Gerard asombrado.
― ¿Crees que los tengan ahí? ―cuestionó Ryan.
― No lo sé ―contesté sincero.
― Bien, antes de hacer cualquier otro movimiento deberíamos llamar al oficial Schmidt ―propuso Pete y todos lo miramos, confundidos―. Sí, ya sé que yo fui quien lo echó prácticamente a la calle ayer, pero me guste o no, ese tipo sabe muchas cosas que podrían ser útiles.
― Pete tiene razón ―lo apoyó Gerard―. Comprendemos que estés impaciente, nosotros también lo estamos, y por esa razón tenemos que planear muy bien nuestras próximas acciones ―puso una mano sobre mi hombro―. Podría ser nuestra única oportunidad.
○
Llamé al oficial Schmidt y le pedí vernos en la cafetería favorita de los chicos y yo, también llevé a Dallon conmigo, por supuesto, después de habernos quitado las pijamas y ducharnos.
Lo saludamos al llegar y ordenamos algo de comer.
― Lamento lo que sucedió ayer en casa de Pete, las cosas se salieron un poco de control ―me disculpe apenado.
― Tranquilo, Josh ―dijo―. Tenían razón de hacerlo, sé que mis desiciones no fueron las más acertadas.
― Ya lo pensamos mejor y queremos trabajar con usted, si eso le parece bien ―habló Dallon.
― Por supuesto ―aceptó el oficial con una sonrisa.
― Los chicos y yo estuvimos revisando la carpeta que dejó anoche y descubrimos algunas cosas ―saqué la carpeta de mi mochila y la abrí sobre la mesa―. ¿Sabe algo sobre el Hospital Middlewood?
― Sí, está ubicado casi al final de la ciudad, es casi tan antiguo como el pueblo ―respondió.
― Bueno, nos dimos cuenta de que cinco de los chicos, incluyendo los fallecidos, estuvieron en ese lugar en un rango de cinco meses anterior a su desaparición ―explicó Dallon.
Llegó nuestra orden y tomé la carpeta para guardarla de nuevo. Le agradecimos a la camarera y esperamos a que se retirara.
― Tenemos que entrar a ese lugar ―dije.
― No podemos entrar ahí simplemente porque queremos, así no funcionan las cosas ―respondió el oficial―. Tendría que pedir una orden para poder ingresar, pero no puedo hacerlo sin que sospechen nada.
― ¿Y qué hacemos ahora? ―pregunté― ¿Se da cuenta de lo cerca que estamos? No hay forma de rendirnos, no lo haré. Iré a ese lugar y encontraré la manera de entrar, cueste lo que cueste ―dije decidido.
Ambos me observaron con una expresión de sorpresa en sus rostros.
― Apoyo a Josh ―habló Dallon―. No podemos demorar más tiempo mientras esos chicos sigan sufriendo, esto tiene que terminar ―me sonrió y yo a él.
Esa era la razón por la que le había pedido acompañarme. Él siempre me apoyaba y cuidaba mi espalda sin importar lo locas o peligrosas que fueran mis ideas. Era un gran amigo.