Capítulo cincuenta y ocho

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Llevé a Ryan a mi casa y le ofrecí quedarse el tiempo que necesitara, después de todo, yo había tenido la culpa que lo echaran a la calle. Yo y mi falta de autocontrol.

Lo instalé en mi habitación y lo dejé usar algo de mi ropa para que pudiera dormir más cómodo, aunque estaba seguro de que ninguno podría pegar el ojo en toda la noche.

Me acerqué a él y me senté a su lado sobre el colchón de mi cama.

― Lo lamento tanto, Ryan. No debí haber dicho lo que dije ni haberme comportado como lo hice. Sabía que ese era un tema delicado para ti, pero me dejé llevar al sentirlo personal ―suspiré cansado―. No tenía el derecho de hacerte eso y no lo mereces, en lo absoluto.

― Gracias, Josh ―respondió―. Sí, estuvo un poco mal que lo hicieras, pero creo que sin ti tal vez nunca hubiera tenido el valor para decirles la verdad. Me diste el empujón que necesitaba desde hace tiempo y, a decir verdad, me siento más ligero ―unas lágrimas se escaparon de sus ojos―. Lo único que me preocupa es que ellos no quieran volver a saber nada de mi.

― No, eso no pasará ―me apresure a hablar―. Sí en verdad te aman, respetarán tus desiciones y querrán lo mejor para ti, lo que te haga feliz y te motive a seguir adelante. Tal vez necesiten un poco de tiempo para asimilar todo esto, hasta entonces, nos tienes a nosotros ―pasé mi brazo sobre sus hombros― y siempre será así.

Ryan asintió con una sonrisa y lo abracé, hasta que alguien llamando a mi puerta nos interrumpió. Lo dejé ponerse cómodo y bajé para atender. Era Brendon. Mi amigo aún llevaba puesto su traje impecable que usaba para las reuniones con su padre. Se veía alterado.

― Josh, ¿estás bien? ―preguntó tocando mi mejilla.

― Sí, sólo no toques ―quite su mano.

― Lo siento ―miró hacía adentro de la casa, impaciente―. ¿Dónde está Ryan?

― ¿Ryan? ―pregunté confundido― ¿Cómo...?

― Escuché toda la discusión, no cortamos la llamada.

― Dios ―oculte mi cara con las manos, de lo cual me arrepentí al sentirla arder―. Entonces sabes que fui un idiota y que por mi culpa su padre no quiere verlo.

― Sí ―su respuesta fue directa, pero me lo merecía―. ¿Está aquí contigo? ¿Puedo verlo?

― Pasa.

Tenía un montón de ansiedad debido a que no dejaba de pensar en que le había arruinado la vida a Ryan. Yo mismo sabía lo difícil que era recibir el rechazo por parte de tu progenitor, y por eso me sentía un monstruo.

Me levanté del sofá ya pasadas las 2 AM y subí las escaleras para ir al baño, pero antes de llegar escuché a Ryan y Brendon hablando. Podía verlos a través del reflejo del espejo.

― Todo va a estar bien, Ry. Te lo prometo.

― Gracias por estar aquí ―limpió su nariz ya un poco roja, debido al llanto.

― Tu estuviste conmigo cuando sucedió lo de mi padre. Supongo que ahora los dos somos una deshonra para nuestras familias.

― ¿Han hablado con ellos sobre eso? ―preguntó y el otro negó.

― Ni una sola vez ―suspiró―. Mi madre sigue inventando que tiene asuntos que arreglar todo el tiempo, y el señor Urie, bueno, es un imbécil. Jamás voy a perdonarle lo que me hizo.

Slowtown | JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora