Capítulo sesenta y seis

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― ¿Funcionará? ―preguntó Brendon completamente nervioso.

― Por supuesto que no ―miró a Gerard, temblando―. Tranquilo, lo hará.

― Hey, Bee ―lo llamé―. No haremos nada que tú no quieras hacer, pero si decides continuar con esto, quiero que sepas que no dejaré que nadie te lastime. Te lo prometo.

Miramos tenebroso hospital frente a nosotros, haciéndose más grande conforme nos aproximabamos en el auto.

― Gracias, Josh ―tomó una gran bocanada de aire―. Puedo hacerlo.

Nos estacionamos unos metros antes de llegar, para que no pudieran vernos. Ryan sacó su laptop para revisar que el papeleo que enviamos de Brendon estuviera en orden, y los demás bajaron del vehículo para darnos espacio a los tres.

― ¿Estás seguro de que a tu padre no le importará pagar la cita? ―pregunté.

― No se dará cuenta. No revisa las transferencias que hago a menos que sean excesivas y no tengo idea de donde están él o mi madre ―respondió en un suspiró. Se veía bastante triste.

― ¿Viaje de negocios?

― Ni siquiera se despidieron.

Le di unas palmadas en la espalda como muestra de apoyo.

― ¿Por qué no te quedas esta noche con nosotros en mi casa? ―propuse.

― Sí, así no tendrías que estar solo ―agregó Ryan desde el asiento del copiloto.

― Sería genial ―sonrió un poco y vimos al oficial llegar con nosotros. Vestía un traje negro con corbata y lentes oscuros.

― ¿Así parezco chofer? ―preguntó.

― Más bien del servicio secreto ―dijo Ryan y los tres reímos.

― Funciona para mí. ¿Están listos?

― Sí, sólo necesitamos cinco minutos para hacer el cambio ―respondí y miré a Brendon―. No dormiste nada, ¿cierto? ―negó― Bien, ahora ponte cómodo y cierra tus ojos, será más sencillo si estás dormido.

Se acomodó en el asiento con la cabeza apoyada en el respaldo y dejó sus manos descansar sobre sus piernas. Sorprendentemente, lo había logrado en menos de dos minutos.

― Aquí voy ―me puse cómodo también y me concentre en Brendon, con mis ojos bien cerrados.

El plan era simple: yo sería Brendon, el chico rico y abrumado a quien sus padres enviaron con el psicólogo, y el oficial Schmidt mi chofer personal, él me cubriría la espalda en caso de que algo no saliera bien. El resto se quedaría vigilando en el auto asegurándose de que nada despertara a Brendon.

Una vez dentro, me encargaría de estudiar el comportamiento del psicólogo y del personal, así como de encontrar anomalías.

― Llegó la hora ―salí del auto, ya en el cuerpo de Brendon.

― Vaya, has mejorado tanto que asustas ―dijo Pete.

― Tranquilos, no voy a hacerlo con ustedes ―sonreí ajustando mi corbata―. Sean cuidadosos.

Me despedí y subí al vehículo del oficial para dirigirnos al hospital.

Mentiría si dijera que no me sentía sumamente nervioso, pero intentaba relajarme y actuar lo más calmado posible para no levantar sospechas. Abrieron las rejas para nosotros y conducimos hasta la entrada principal. Ryan había hecho un gran trabajo con la identificación falsa del oficial y el registro, no tuvimos ningún inconveniente.

Slowtown | JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora