Capítulo ochenta y ocho

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Dallon y yo nos adentramos en el tenebroso bosque iluminando nuestro camino con las linternas. Hasta el momento no habíamos tenido ningún inconveniente, y eso lograba relajarnos un poco.

Los relojes de muñeca que llevábamos marcaban las 12 AM, si el tiempo seguía avanzando igual que en Slowtown, entonces debíamos estar bien.

Hayley y Ryan habían manipulado unos viejos radios para adaptarlos a los trajes, no nos permitían comunicarnos con los chicos, pero si entre Dallon y yo, en caso de que tuviésemos que separarnos. También teníamos alimento en nuestras mochilas, el cual sólo duraría dos días, al igual que el oxígeno que suministraban las máscaras que llevábamos puestas. Por lo tanto, teníamos sólo 48 horas para cumplir nuestra misión y volver.

Llegamos a una carretera que conducía a dos direcciones. Dallon tomó la brújula que llevaba para revisarla.

― ¿Hacia dónde vamos? ―pregunté.

― La brújula utiliza una aguja imantada, la cual está diseñada para señalar el norte magnético terrestre. Existen minerales magnéticos en la naturaleza, y como estamos en un bosque, hacia aquí apunta el norte. Si queremos encontrar civilización debemos ir al otro lado.

― Será el sur, entonces.

Tomamos el camino de la izquierda y seguimos avanzando por la carretera, hasta que nos topamos con algo inesperado.

― ¿Ese es el mismo puente que hay en el otro bosque? ―me acerqué para verlo mejor.

― Sí, así parece ―lo corroboró.

Me quedé un momento observando su estructura, pero no podía ver mucho en la oscuridad, así que decidí dejarlo pasar.

― Andando.

Nuestros pasos avanzaban como las manecillas del reloj, reduciendo nuestro tiempo, energías y suministros. El calor dentro de los trajes comenzaba a ser un problema, como el sueño. Nos permitimos detenernos después de tres horas caminando sin parar y nos tiramos sobre el pasto.

― No podemos dormirnos ―le dije a Dallon.

― Sólo voy a cerrar los ojos un momento.

― Nooo, no lo hagas ―haciendo un gran esfuerzo me coloqué sobre él y moví sus brazos―. Despierta ―le pedí en un bostezo―, tenemos que seguir...

No pude terminar la oración porque había caído rendido también.

Un rayo de luz iluminó mi rostro, despertandome de mi pequeña siesta. ¿Un rayo de luz? Me levanté de inmediato, lo cual me provocó un fuerte mareo que duró unos segundos, y revisé el reloj, eran las 10 AM. Habíamos desperdiciado cinco horas durmiendo.

― ¡Dallon! ―lo llamé al no verlo por ninguna parte.

― ¡Aquí estoy! ―contestó― ¡Ven!

Seguí el sonido de su voz hasta llegar a una especie de expendio abandonado.

― ¿Te das cuenta de que nos quedamos dormidos por tu culpa?

― Lo siento ―se disculpó―, pero estuve revisando el lugar y a los alrededores, y parece que no hay nadie.

― Eso no es extraño, quizás se mudaron.

― Sí, tienes razón.

Nos separamos del cristal del expendio y vi a Dallon quitándose la parte superior del traje.

― ¿Estás loco? ―lo detuve― ¿Qué haces?

― Este traje me está asfixiando, no deja entrar el aire.

Slowtown | JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora