Capítulo ochenta y siete

540 84 63
                                    

― ¿Alguien vio las pinzas? ―preguntó Ryan.

― Aquí las tengo ―Hayley se las llevó hasta la mesa donde se encontraba trabajando.

― ¡Listo, Dallon! ¡Enciende el auto! ―le indicó Pete mientras pasaba energía de la camioneta de Dallon a la suya― ¡Perfecto! ¡Puedes apagarlo!

Los chicos y yo nos pusimos ha perfeccionar las fases del plan antes de partir de regreso al bosque. Después de pensarlo detenidamente decidimos dejar a los adultos fuera, no creíamos que ellos nos dejarían continuar si se enteraban que queríamos viajar a otro mundo donde un ser maligno mantenía ocultas a las víctimas atrapadas del nuestro.

― ¡Josh! ―me llamó Gerard desde adentro de la cochera, y yo me acerqué a él.

― ¿Qué pasa?

― ¿Tenías alguna forma de saber la hora cuando estabas en el cuerpo de Tyler?

― Jace tenía un reloj de mano y funcionaba igual que los que tenemos aquí ―respondí.

― Eso es bueno, me preocupaba la relatividad.

― ¿A qué se refieren? ―quiso saber Brendon.

― ¿Recuerdas la película de Narnia: El León, La Bruja y El Ropero? ―le preguntó y él asintió.

― Los cuatro hermanos habían pasado toda una vida en Narnia, llena de aventuras y batallas hasta llegar a la adultez, pero cuando encontraron la entrada de vuelta al ropero y salieron a la habitación en su mundo, se dieron cuenta de que seguían siendo unos niños, y de que en realidad lo que habían parecido años en Narnia, fueron sólo un par de segundos en la Tierra ―explicó Gerard.

― Ahora imagina el efecto contrario aplicado en nuestras vidas ―continúe―. Un día en el otro lugar podría ser equivalente a un año aquí. Entonces cuando Tyler volviese con nosotros, seguiría siendo un adolescente, mientras que tú y yo unos ancianos, eso se debería a que el tiempo pasa más lento para él. La concepción de ese factor para Tyler, quien se encuentra del otro lado, y la nuestra, que estamos aquí, sería distinta.

Brendon asintió y se puso de pie.

― Pero eso no va a pasar, ¿cierto? ―preguntó.

― Considerando que Tyler estuvo ahí el fin de semana que Josh y tú se fueron de viaje, y volvió al terminar, no ―respondió Gerard.

― ¿Entonces vas a volver igual que ahora? ―clavó sus enormes ojos brillantes en mi.

Gerard y yo nos miramos mutuamente. Brendon era muy inteligente, podía llegar a sacar conclusiones por su propia cuenta si le dábamos una razón para hacerlo, pero también tenía un enorme corazón que lo hacía actuar de acuerdo a sus emociones, y por eso no podía decirle la verdad aunque quisiera.

― Sí, Bee, lo haré ―le sonreí―, lo prometo ―lo abracé y él a mi. Sentía un enorme nudo en la garganta―. V-vamos a repasar esos problemas para tu examen.

― Pero tu eres igual de malo que yo en cálculo.

― Tienes razón, mejor vamos a comprar pizza para todos ―él salió primero y yo le hice una señal a Gerard para que escondiera el cuaderno con nuestros apuntes.

Cayó la noche oscureciendo todo a nuestro alrededor, era hora de partir. Los chicos y yo subimos a la camioneta después de haber acomodado las cosas y revisar que todo estuviera en orden, incluyendo las pastillas que habían dejado de hacer efecto.

Slowtown | JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora