Capítulo quince

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"La guerra fría fue un enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética..."

Me encontraba en la biblioteca leyendo un enorme libro cuando vi a alguien pararse frente a mi, era Tyler.

― Hola, Ty ―le salude sonriendo.

― Hola, Josh. ¿Qué haces?

― Vine a buscar unos libros para hacer mi proyecto de historia, pero es muy aburrido ―respondí alargando las últimas letras, provocando que Tyler riera.

― Puedo ayudarte, sí quieres.

― ¿En serio? Gracias.

Él tomó asiento al lado de mi y yo lo dejé revisar mi cuaderno para que viera cuanto llevaba de avance.

― Amm, Josh, la hoja está en blanco.

― Sí, la verdad he leído el mismo párrafo como por media hora ―confesé apenado y pude escuchar su bonita risa de nuevo.

― No hay problema. Podemos comenzar con una línea del tiempo o un esquema.

Pasamos el resto de la tarde haciendo mi proyecto, y por primera vez estaba seguro de que obtendría un diez en esa clase. Tyler era muy bueno explicando y tenía un montón de paciencia, sería un excelente tutor, a diferencia de Pete, con quién Brendon y yo tratamos de estudiar para un examen de bilogía. Su técnica consistía en que cada vez que respondíamos mal u olvidábamos algo, él nos golpeaba en la cabeza con un libro o cualquier cosa que tuviera cerca. Brendon aún tenía una pequeña marca en la frente de cuando Pete le arrojó una regla.

Al terminar guardamos nuestras cosas y caminamos juntos por el estacionamiento. No me había dado cuenta de lo tarde que era hasta que vi la hora en mi celular, ya marcaban las siete.

― Muchas gracias de nuevo por ayudarme, Ty. De no haber sido por ti todavía estaría ahí metido.

― No es nada. Soy bueno en historia y me gusta ayudar, además no tenía nada más que hacer ―dijo encogiéndose de hombros.

― Oh, ¿así que lo hiciste sólo para matar el tiempo? ―pregunté cruzándome de brazos con indignación fingida.

― ¿Qué? No, no quise decir eso.

― Eso me lastimó como no tienes idea... pero supongo que podrás enmendarlo.

― Haré lo que sea necesario ―dijo divertido.

― Bien, entonces acompáñame a comer. Nos merecemos algo rico después de haber pasado nuestro valioso tiempo en ese calabozo, ¿no?

― Ese castigo es casi inhumano ―soltó un suspiró―, pero lo acepto.

Ambos reímos y nos dirigimos caminando a mi cafetería favorita.

― ¿Comida? ―preguntó.

― Tacos, ¿y la tuya?

― También, pero más si son de Taco Bell. Hmm ¿animal?

― Gatos, creo que son mucho mejores que los perros.

― Oye, yo tengo un perro.

― Lo siento, no le digas que dije eso.

Ahora nos hacíamos preguntas al azar mientras esperábamos nuestra orden.

― ¿Color favorito? ―pregunté al seguir mi turno.

― El azul.

― ¿En serio?

― Sí, de hecho tu cabello fue lo primero que me llamó la atención cuando te vi ―ambos reímos.

― Me alegra que te guste. Brendon se la pasó toda una semana molestándome con que parecía que tenía una nube en la cabeza, hasta que le dije al idiota que las nubes son blancas y no azules.

Llegó la mesera con nuestra comida y le agradecimos, luego comenzamos a disfrutarla.

― Creo que le gustas ―dijo Tyler cuando ella se fue y yo lo miré confundido.

― ¿Por qué dices eso?

― Te ha estado viendo desde que llegamos ―levanté la vista para verla y cuando topamos miradas ella entró rápido a la cocina― ¿Por qué no le hablas?

― Tal vez lo haga ―él bajo la mirada a su malteada―, pero sólo como amigos.

― ¿No te gusta? ―negué con la cabeza― ¿Y no te gusta alguien ahora?

Su pregunta me sorprendió y parece que a él también porque un rubor apareció y se extendió por sus mejillas mientras veía hacía su refresco.

― No lo sé, eso creo. ¿Y a ti?

Ahora ambos teníamos las mejillas rojas.

― Ahh, yo... no.

Sentí como si me hubiesen estrujado el corazón y el mudo se detuviera de golpe. Quería salir corriendo de ahí, sentía mis manos temblar bajo la mesa y un sudor helado deslizarse por mi espalda, pero no podía hacer nada.

Ambos terminamos nuestra comida en silencio, completamente incómodos.

Decidí ofrecerme a acompañarlo a casa. Después de todo, aún éramos amigos y no podía decirle simplemente que no tenía ganas de verlo ahora, porque él no quiso lastimarme, no sabía lo que creía que sentía por él.

Llegamos a su edificio y nos quedamos en la acera.

― Nos vemos el lunes ―me despedí y comencé a caminar sin esperar una respuesta. Había avanzado una cuadra cuando lo escuché llamarme.

― ¡Josh, espera! ―llegó hasta a mi y ambos nos quedamos uno frente al otro. Creo que esperaba que yo dijera algo, pero como no lo hice, él habló de nuevo― Yo... amm, yo te mentí.

― ¿Sobre qué?

― Cuando te dije que no me gustaba nadie ―se tomó un momento antes de continuar―. La verdad es que no sé si me gusta alguien, creo que nunca me había gustado nadie antes, bueno, no de esta forma ―lo miré sorprendido y él abrió grande los ojos al darse cuenta de lo que había dicho―. Ahh, quiero decir... de la forma en la que te refieres. Como se gustan las personas que están enamoradas, y-ya sabes ―se cubrió rostro con las manos―. Por favor, di algo antes de que termine enredándome más.

Me miró muy apenado entre los espacios de sus dedos, y yo le sonreí divertido.

― Tranquilo, lo entiendo. Tengo que irme a casa ―asintió retirando sus manos.

― Hasta el lunes.

No sabía ni de donde había sacado el valor para hacer lo que hice a continuación, pero en cuestión de segundos ya me había acercado a él para plantar un beso en su mejilla.

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Slowtown | JoshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora