Slowtown | Joshler

Capítulo ochenta y tres

Bajamos de los vehículos al llegar al puente: nuestra primera parada. El cielo estaba parcialmente nublado, más no imposibilitaba nuestra vista o la de los mayores, quienes fueron los encargados de brindarnos las medidas de seguridad necesarias.

Al observar desde el borde pude apreciar el río que corría con gran velocidad y fuerza arrastrando todo a su paso. A los laterales habían piedras de diversos tamaños y formas, haciendo casi imposible el paso hacia el río, allí había sido localizada la primera víctima sin vida.

Gerard tomó un par de fotos con su cámara profesional, un obsequio de su hermana desde la universidad, y yo fui el encargado de poner a Hayley al tanto de los hechos.

― Eso es horrible ―dijo con una expresión de horror en el rostro al terminar de escuchar.

― Sí, cuando fue encontrada lo primero que cruzó mi mente fue Tyler.

― Debió ser muy difícil.

― Primero me sentí cohibido, me negaba a creer que se trataba de él, y cuando me enteré de que era una persona diferente sentí un inmenso alivio, aunque no fue por mucho tiempo pues a pesar de que yo aún tenía esperanzas, a una familia se las habían arrebatado ―solté un suspiro viendo el vapor escapar de entre mis labios―. Ahí comprendí que todo esto va más allá de Tyler y de mi, que no sólo se trata de encontrarlo, sino de salvar a esos pobres chicos y de hacer justicia por el tiempo que jamás lograrán recuperar y por las vidas que no volverán.

Pasó su brazo al rededor del mío y apoyó su cabeza en él.

― Es increíble lo que hacen tus amigos y tú, se necesita de una gran fuerza de voluntad y desición para enfrentarse al mundo. De verdad los admiro.

― Hey, tú también eres parte de nosotros ahora ―le dije―. Tu ayuda ha sido de gran importancia, no estaríamos aquí de no haber sido porque tuviste piedad de unos torpes doctores falsos ―reímos.

― Dallon les salvó el trasero a ambos, tu te quedaste congelado cuando los encontré.

― Podemos omitir esa parte cuando le contemos todo a Tyler, ¿cierto?

Hice más fuerte nuestro agarre y entramos de nuevo a la camioneta para continuar a nuestro siguiente destino.

○

Al llegar al otro punto fuimos capaces de percibir el ambiente diferente al que se sentía a las afueras del bosque. Tal vez era la humedad, la nieve que cubría todo a su paso o los majestuosos pinos que nos rodeaban, pero todo se sentía más denso.

Hasta ahora no habíamos podido encontrar nuevas pistas sobre el paradero del lugar donde se ubicaban las víctimas, y eso era alarmante considerando que pronto el reloj marcaría las cinco de la tarde. El tiempo se agotaba al igual que la escasa luz solar que nos iluminaba.

― Bien chicos, el alguacil y yo iremos a revisar la zona mientras ustedes esperan aquí, tenemos que asegurarnos de que no haya peligro ―explicó el oficial Schmidt―. Mantenganse juntos y si sucede algo, entren de inmediato a los vehículos y llámenos por los radios.

― Coman algo, necesitan energía, y no se les ocurra hacer alguna tontería ―nos señaló el padre de Dallon―, hablo en serio.

― Estaremos bien ―respondió Dallon por él resto―. Vayan con cuidado.

Después de despedirnos de ellos buscamos los comestibles que habíamos empacado. Brendon fue el encargado de repartir los emparedados.

― Uno de jamón para Joshie ―me lo entregó―, otro de carne para Pete ―se lo arrojó hasta donde se encontraba―, y uno especial sin tomate para mi chico.