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― Vamos Josh, eres muy lento.
― Pero apuesto a que no estoy tan mal para ser mi primera vez ―respondí.
Tyler y yo habíamos decidido dar un paseo en bicicleta, aunque al inicio pensé que no era una buena idea, y me había caído un par de veces, realmente lo estaba disfrutando.
― La verdad que no, me has sorprendido ―dijo sin dejar de pedalear delante de mi―. No puedo creer que nunca hayas montado una bicicleta antes.
― No me llamaba la atención, solía ser mejor con la patineta ―expliqué―. ¿Qué te digo?
― ¿Crees que ya la has dominado? ―preguntó.
― Por supuesto.
― Entonces una carrera ―anunció, antes de acelerar el pedaleo y adelantarse.
Divertido, traté de seguirle el paso. Era un día precioso, el sol estaba en su punto más alto, la brisa era tan cálida como el verano y las ramas verdes de los árboles parecían nunca desaparecer.
La camiseta blanca y ligera de Tyler bailaba con el viento que se colaba entre sus ropas, acariciando su piel, y sus piernas delgadas y firmes se movían con agilidad sobre los pedales mientras avanzaba. Era un espectáculo maravilloso de ver.
Sus manos se desprendieron del manubrio, sin perder el rumbo. Pude escuchar su risa burlona a un par de metros de distancia, un sonido encantador.
― ¡No cantes victoria tan pronto! ―grité tratando de ir más rápido.
Él se giró un poco hacía a mi con una amplia y alegre sonrisa en su rostro. Estaba tan absorto en su belleza que sin querer me salí del camino, cayendo sin protección alguna en el pasto.
Sentía dolor por el impacto, pero no era nada grave, sólo un par de raspaduras y algo de tierra. Tyler llegó hasta a mi cuando me había puesto de pie y me miró con preocupación.
― ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ―quiso saber― Hay sangre en tu rostro.
― No es nada ―sonreí, tocando la herida de mi barbilla―. Ganaste.
― Ven, tenemos que limpiar eso antes de que se infecte ―tomó mi bicicleta y yo llevé la suya.
○
Al llegar a mi casa me hizo sentarme en un banco de la isla de la cocina, mientras él tomaba un pequeño algodón impregnado de alcohol. Ardía como el infierno, pero su tacto tan delicado y cuidadoso lo compensaba.
Apreté su camiseta en un reflejo cuando ejerció presión contra la herida en mi rostro y luego me disculpe, apenado, dejando mis manos descansar sobre sus caderas.
Él sonrió divertido y continuó con su tarea.
― ¿Mejor? ―preguntó.
― Mucho mejor ―sonreí. Se dio la vuelta para guardar las cosas y me quite mi camiseta sucia dispuesto a ir por una nueva, hasta que regresó su vista a mi.
Sus mejillas se tornaron de un bello rosa carmín, sin saber que decir.
― Está bien ―lo tranquilice y tomé su mano para que se acercara a mi―. Tu corazón late muy rápido ―dije sintiendo su pulso a través de su brazo―, siente el mío.
Puse su mano en mi pecho, justo sobre mi corazón. Sus dedos largos y fríos causaron un escalofrío en mi piel, erizando cada bello de mi cuerpo.
Levanté mi vista lentamente y al hacerlo muestras miradas se conectaron. Sus profundos ojos marrones tan resplandecientes como la luz de la luna me invitaban a quedarme entre sus brazos por siempre, y sus labios carnosos a capturarlos entre los míos, y eso hice.
Nuestras bocas comenzaron una danza cósmica que pronto se convirtió en una batalla de lenguas en busca de la dominación, que finalmente me cedió. Sentía un hormigueo placentero crecer bajo mi abdomen que sólo aumentaba con sus caricias sobre mi piel expuesta.
Deslicé mis manos debajo de su camiseta y me libré de ella también en un rápido movimiento, antes de unirnos de nuevo. Mis dedos palpaban la tersa piel de su espalda mientras él jugaba con mi alborotado cabello azul, y un sin fin de emociones nacían en mi.
Como una mariposa sedienta que encuentra el más exquisito néctar en el interior de una flor pura, me sentía extasiado. Tyler era el más delicioso manjar.
Tomé sus caderas para ayudarlo a sentarse sobre mi, con cada pierna al lado de mi torso, logrando el tan ansiado rose de nuestra intimidad. Entonces, un pesado suspiro se escapó de sus labios a la par que comenzaba a lamer su cuello de una forma lenta y tortuosa.
A cada movimiento de mi lengua le precedía un beso húmedo cada vez más fuerte y un sonido ronco por parte de él. Volví a sus labios y sus manos se colocaron sobre mis hombros cuando me puse de pie, sosteniendo sus muslos para no dejarlo caer.
Abrí mis ojos un poco sólo para poder visualizar el camino a mi habitación. Subir las escaleras con alguien entre mis brazos hubiera parecido casi imposible bajo otras circunstancias, pero en ese momento mis fuerzas y energías eran tan altas que juraba que podría haber corrido un maratón entero.
Me acosté sobre la cama encima de su cuerpo y lo miré a los ojos. Sus pupilas dilatadas sólo hacían más bella y enigmática su mirada. Sus labios rojizos se mantenían entreabiertos expectantes del siguiente beso, y su pecho subía y bajaba al compás de su respiración acelerada.
¿Cómo un simple mortal como yo pudo haber sido merecedor del paraíso? Tal vez había hecho algo bien después en una vida de intentos.
― ¿Estás bien? ―pregunté.
― Lo estoy ―respondió―. ¿Tú estás bien?
― Sí, mejor que nunca ―sonreí y él también―. ¿Quieres continuar? ¿Deberíamos parar?
― Quiero estar contigo, Josh―acarició mi mejilla y deposité un beso en sus dedos cuando deslizó su mano sobre mis labios.
― Y yo quiero estar contigo, Tyler.
Tomé la orilla de mis pantalones junto con mi ropa interior, y me puse de pie en el suelo para quitarlos. El piso se sentía tibio bajo mis pies descalzos y el viento que lograba entrar por mi ventana recorría cada parte de mi anatomía expuesta como si me examinará, al igual que él.
Me sentía avergonzado en cierta forma, nunca me había desnudado a la vista de alguien más, sin embargo decidí ser yo el primero en hacerlo para darle confianza.
Le ofrecí mi mano para ayudarlo a ponerse de pie. Sin dejar de mirarme a los ojos, tomó el resto de su ropa e imitó mi acción, quedando de la misma manera. Mis ojos viajaron por todo su cuerpo sin perder detalle alguno, ni siquiera los pequeños lunares en sus piernas pudieron escapar de mi minucioso recorrido.
Maravilloso, así lo definiría, pero estaba seguro de que ni esa palabra ni cualquiera que se me hubiera ocurrido en ese momento le haría justicia a tan magnífica obra de arte.
No era perfecto, las guerras del pasado lograron dejar marcas en su piel y hacían eco en su ser como desgarradores gritos de dolor, y a pesar de todo era hermoso, era él mismo. Debía hacérselo saber.
― Eres precioso.
Nos besamos, tocamos y disfrutamos como si no hubiese mañana, como si por cada caricia hubiera un problema menos, por cada suspiro un sueño, por cada movimiento un deseo y por cada te quiero un nuevo comienzo.
― Te amo, Tyler.
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Slowtown | Joshler
FanfictionJosh hará lo que sea necesario para encontrar a Tyler. "Hey, hey, wouldn't it be great, great, if we could just lay down and wake up in Slowtown" Esta historia comenzó como algo mío y ustedes lo hicieron nuestro, y así será siempre.