Discurso

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Gladio levantó la mirada tras abrir la puerta debido a la diferencia de altura. Seguía con el ceño fruncido, pero se sentía desconcertado respecto a la visita de aquella persona.

Alto, de vestimenta holgada sobretodo gris y blanca. Accesorios dorados. Cabello plateado.

—¿Guzma? —preguntó el rubio, tras lo cual salió de la habitación y cerró la puerta—. ¿Cómo...?

—Aquí está el menda, a servicio del punketa. Guzma, sí. Ese soy —se señaló a sí mismo con un gesto arrogante—. Ninguno de esos estúpidos reclutas de pelo azul y rosa es capaz de derrotar a un crío. Están todos lloriqueando sus derrotas. Así que he tenido que venir personalmente. Yo —ladeó la cabeza y giró los ojos como muestra de desprecio hacia sus reclutas—. Estoy muy ocupado, así que venía a decirte que te ocupes tú del niñato. Debería dejar de meter sus narices donde no le llaman. ¿Captas? Fin del discurso, me las piro. See ya.

El jefe del Team Skull se despidió llevándose la mano izquierda, con dos dedos erguidos (índice y corazón) y juntos a la cabeza para apartarla rápidamente, tras lo cual se marchó sin más.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora