Expresión

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Después de un rato volvieron a separarse. Gladio seguía con la misma expresión. Había apartado la mano de su espalda, pero únicamente para hacerle una pequeña seña. Sun miró donde le señalaba: habían unas rocas salientes, de superficie más o menos plana. Se sentaron sobre ellas. No pudo evitar pasar la vista por el resto del paisaje, ahora que su cabeza volvía a ser receptiva a factores externos. Sentía la arena bajo sus pies, el relajante sonido del oleaje, el aire salino... Volvían a estar en una playa. Ignoraba si aquello había sido intencional.

Recolocó la vista sobre el rubio. Estaban bastante cerca el uno del otro. Aún no le había soltado la mano. Sentía cómo le acariciaba con la otra. No había cambiado de expresión.

Ahora que estaba más relajado, pensó que podría hacerlo. Y lo hizo. Le dijo lo que sentía. Le dijo que le quería. Que le había añorado.
Habló en un murmuro. Parecía una confesión. Le había costado hacerlo. Pero estaba bastante tranquilo.

Las caricias se detuvieron por un instante. Pudo apreciar cómo le había cambiado la expresión del rostro. Lucía sorprendido. Había notado un ligero movimiento en la sujeción de su mano. Ahora estaba cabizbajo, soltando una burla. Cuando alzó nuevamente la cabeza, la sonrisa que había formado era distinta. Era más amplia. Sus ojos se entrecerraban y las cejas estaban algo arqueadas. Vio que se sentía seguro y querido, al igual que él. Y eso le hizo feliz.

Gladio volvió a rodearle la cintura. Esta vez le soltó la mano para hacerlo. Se había apegado mucho a él, y de alguna forma su cuerpo empezaba a escurrirse por sobre sus piernas.

—¿Tienes algo que hacer hoy? —preguntó al tiempo que lo acomodaba sobre su regazo, sin dejar de abrazarle. Sun le contestó que no—. Bien. Me gustaría ver el atardecer contigo.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora