Lado

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Una vez el relato terminó, tras comprobar el estado del objeto en cuestión, Francine marcó una pequeña sonrisa y ladeó la cabeza hacia un lado, mirando a los dos entrenadores.

-Gracias.

Giró el rostro hacia el lado opuesto, bajando la vista, buscando algo en los alrededores. Agarró entre los dedos un papel doblado que tendió hacia Gladio.

-Dádselo a Kukui. Es lo que nos gustaría que hiciera.

El rubio se acercó lo suficiente para coger la nota, guardándola en su bolsillo. Se mantuvo en silencio esperando alguna otra posible petición, pero Francine aseguró que se las podrían arreglar solos por el resto del día.

-Si alguno de vuestros colegas... -empezó a musitar- ...quisiera venir a la fiesta... Están invitados. No creo que a Guzma le moleste.

Terminaron de despedirse, y los jóvenes entrenadores se marcharon de allí. A lo largo de la mañana, entre trabajo y trabajo, les había entrado hambre. Se acercaron a una tienda de malasadas en la que, para poca sorpresa de ambos, estaba Tilo. Éste los saludo con su cálida sonrisa de siempre, enseñándoles inmediatamente la felicidad de Mimikyu al probar aquella comida. Les invitó a sentarse junto a ellos y, una vez más, antes de que pudieran decirle nada, se abalanzó hacia la barra a pedirles unas malasadas. Después volvió a acaparar su atención contando lo que habían estado haciendo los tres juntos, enseñando algunas de las fotos que había hecho. Confesó alegrarse de que hubieran aparecido allí, porque entre una cosa y otra se le había olvidado mandarles las imágenes. También aseguró haber hecho un gran avance en su sincronización con la naturaleza. Una vez hubo terminado, les preguntó qué habían hecho ellos. Gladio le hizo un resumen escueto, un poco cansado.
Recibieron las malasadas y comieron junto a Tilo y los dos Pokémon, sintiéndose al fin capaces de descansar, procesando gustosamente el sabor de la comida.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora