Compi

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Rockruff les seguía con paso ligero, a veces dando pequeños saltos para acortar distancias, observando encarecidamente todos y cada uno de sus pasos.
Tilo soltó a sus dos amigos cuando llegó al umbral de la tienda. Entró solo, aún corriendo. Rockruff le siguió sin mucho miramiento y se detuvo a su lado. No le dejó soltar ni una sola palabra porque se puso a ladrarle, a tocarle la pierna con la pata.

—¡Aaah, aaahh! —musitó sin entender lo que sucedía, bajando la vista—. ¡Un Rockruff! ¿De dónde sales tú?

El Pokémon insistió con los ladridos, mirándole directamente. Estaba esperando ser reconocido y saludado apropiadamente.

—¡Oye, un momento, tú me suenas! —se puso de cuclillas y observó con toda su concentración—. Sí, sí... Esos rasgos... —siguió pensativo—. ¡Ah, ya caigo! ¡El compi del Profesor Kukui!

Rockruff ladró animoso, como confirmación. Empezó a agitar la cola, aún esperando algo.

—¡Pues no sé de dónde has salido, pero me alegro de verte! —soltó una pequeña carcajada y le acarició la cabeza—. Y bueno, ya que estás aquí, ¿no te hace una malasada? ¿Eh, eh? ¿Sí o qué?

Desde fuera estaban Gladio y Sun, de pie, inmóviles, desconcertados. El rubio miró a su acompañante en confusión y optó por dar el primer paso, entrando en la tienda. Su intención radicaba en saber qué pasaba por la mente caótica de Tilo.

—Oye, Tilo... —murmuró.

—¡Mira, mira! —le interrumpió al verle entrar—. ¡Que se muere de ganas de comerse una malasada! Coged una mesa, venga, que yo os hago el pedido. No te preocupes por eso. ¡Lo tengo todo bajo control!

Se puso en pie de un salto y volvió a mirar hacia la barra de pedido. Rockruff se sentó alegre a su lado mientras terminaba de hablar, sin dejar de agitar la cola.
Al ver que no iba a sacar ningún provecho, Gladio se limitó a llevarse a Sun de la mano hasta alguna mesa sin ocupar.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora