Orgullo

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-Pues... -se reintegró Tilo.

-Aquí están vuestras malasadas -interrumpió alguien con una voz amable y dulce, acercándose con una bandeja por sobre la mano-. ¡Que aproveche! -añadió antes de volver a alejarse.

El peliverde olvidó de nuevo la conversación que estaban manteniendo y, alegre como se sentía con la presencia de las malasadas, agarró su parte y pegó un mordisco, saboreando cuidadosamente su contenido.

Gladio pareció desistir con él. Miró a Sun, y vio que se le esbozaba una sutil sonrisa en el rostro. Aún con su característica tranquilidad, se movió grácilmente para coger tanto su malasada como la que le correspondía a Rockruff. El rubio observaba en silencio, atesorando aquellos gestos en su memoria.
Fue el último en probar la comida, aún incapaz de evadir sus recuerdos respecto a lo ocurrido tras el combate en el Centro Pokémon. Las dudas que tenía entonces aún permanecían. Eran más ambiguas, más difusas. Más confusas.

—¡Bueno! —volvió a insistir Tilo—. ¡Como iba diciendo! El Team Skull sigue molestando a la gente, pintando cosas, haciendo ruido. He tenido que ayudar a varias personas a deshacerse de ellos. No ha sido tarea fácil, pero Raichu y yo nos hemos ocupado de ello. ¡Y nos hemos hecho más fuertes! —alzó los brazos con cierto orgullo, aún con una malasada en la mano—. ¡Así que, Sun, a ver cuándo nos das la revancha! ¡Que me he cansado ya de perder contra ti, jope!

Gladio soltó una burla.

—Yo tampoco he podido ganarle aún.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora