Cuerdas

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El joven entrenador vio cómo sucedían las cosas y, aún incapaz de moverse del nerviosismo, trataba de exhalar el aire que no paraba de acumular en sus pulmones. Cerró los ojos y suspiró con esfuerzo.

El Profesor se sentó más cerca de él de un rebote y le rodeó con el brazo, aproximándolo a sí mismo. El cuerpo de Sun se pegó inevitablemente al de Kukui. Aunque le había pillado por sorpresa, se sentía reconfortado y empezaba a calmarse.

—Me gustan mucho las fotos —dijo con orgullo, aunque su voz era suave—. Gracias por mandárnoslas.

El joven entrenador asintió como pudo, teniendo el rostro pegado al pecho semidescubierto del Profesor. Le hacía feliz que la pareja fuera aún más alegre después de haber mandado aquel mensaje.

Burnet, entretanto, se había puesto de pie y había ido con firmeza hacia el acuario. Analizó fríamente la postura en la que se habían colocado Tilo y Gladio, la proximidad de sus rostros al cristal, el ángulo de sus espaldas con respecto a sus piernas. Si tenían las manos apoyadas o no, y en caso afirmativo, a qué altura las habían colocado. Una vez sacadas algunas conjeturas, prosiguió su análisis con respecto a las razones que los habían llevado a tal acto. ¿Les había despertado una repentina fascinación por Corsola? ¿Querían averiguar cómo funcionaba el comportamiento del Pokémon estando en aquel recipiente? ¿Esperaban a que reaccionara de alguna forma especial debido a que ambos parecían observarlo detenidamente? Habían muchas posibilidades.

—¿Qué hacéis? —preguntó entonces, dispuesta a averiguar cuál de todas sus hipótesis era la correcta.

Ambos se sobresaltaron al sentir una voz tan próxima a ellos. Se separaron en el acto del cristal. Se miraron el uno al otro a través de éste, con un toque azulado que les recubría a ojos del otro. No sabían muy bien qué decir. Se les vino a la cabeza lo estúpidos que debían parecer, y eso los puso más nerviosos. Estaban quietos. Rígidos. Burnet siguió observándolos cuidadosamente y le pareció que tenían un ligero temblor en el cuerpo.

—Bueno. Ya lo averiguaré en otro momento —mostró una clara pérdida de interés suponiendo que los estaba poniendo contra las cuerdas—. Volvamos al salón, ¿os parece?

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora