Conflicto de interés

Salón

Después de un gran esfuerzo mental para mantener la compostura e interiorizar su derrota, el desconocido volvió a entrar en su casa y les ordenó que esperasen ahí mismo, en el salón. Subió por las escaleras, se escucharon un par de quejidos, gruñidos y objetos varios siendo movidos de un lado a otro, y finalmente volvió a bajar. Entre sus manos había un objeto de tamaño medio.

Sun miró con interés cómo se acercaba aquel objeto tan característico. Empezaba a relacionar cosas que por fin cobraban algún sentido, si bien aún habían huecos que no podía llenar. Su derrotado rival le cedió el objeto con sumo cuidado y pesar, exigiéndole el mismo respeto ahora que él pasaba a ser el nuevo dueño. No pretendía tolerar que lo tratase con negligencia, aún si lo había ganado honorablemente en combate. Éste lo cogió con un gesto delicado, y volvió a mirar a su acompañante. El recluta se mostraba ahora con orgullo y seguridad ante ellos, despidiéndose casi de manera burlesca.

El joven entrenador recubrió su premio con las telas que le hubo tendido su compañero, y lo guardó con el mismo cuidado en su mochila, cerrándola. Volvieron a montar en los Pokémon y descendieron no ya en los jardines de Melemele, sino en la guarida del Team Skull. Aún en el aire podía escucharse aquella música tan característica, y podían verse multitud de graffitis por todos lados. Se distinguían algunos miembros sentados, de pie, apoyados, observando combates Pokémon o combates de rimas.

El recluta guió a Sun hacia el interior, en donde se encontraban ya Francine y Gladio. Informó a su comandante sin esmerarse en absoluto en ocultar su felicidad, exaltando las habilidades de su joven acompañante. El rubio se le acercó, le rodeó la cintura con un brazo y le besó sobre la nariz. Admiró su rostro unos pocos segundos, sonriente, y volvió a mirar hacia Francine. Ésta seguía escuchando la descripción detallada del recluta, al tiempo que observaba su entusiasmo. Le reconfortaba saber que habían podido conseguir aquello en menos tiempo del que esperaba. Pensó en que habría acabado teniendo que ir ella misma a hacerlo, atrasando a los demás por su ausencia de dirección, pero la nueva ayuda que recibían les estaba facilitando mucho las cosas. Todos estaban deseosos de celebrar aquella fiesta.