Silencio

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Gladio le regaló un nuevo beso en los labios que duró un par de segundos, como si quisiera usar dicha acción como disculpa no-verbal.

—Creo que ya es hora de que me vaya —murmuró para clarificar sus razones—. Aún tengo que entrenar a Código Cero y poder derrotarte.

Sun no se atrevió a decir ni una palabra, aunque comprendía, por su forma de ser, por qué prefería irse a combatir. Así, se limitó a observar cómo su compañero se apartaba y se marchaba después de dejarle un beso en la frente. Se despidieron en silencio, mirándose el uno al otro mientras la distancia entre ambos se hacía cada vez más grande.

—Ya nos veremos —musitó casi para sí mismo el rubio, como si supiera con certeza que aquello fuera a ocurrir.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora