Conflicto de interés

Vuelta

—Sobre eso... —dudó unos instantes—. Eh... ¿Sabes que esta mañana me he cruzado con Sun? —dijo con evasión al ver que era incapaz de hablar de aquello—. Dimos una vuelta, le arreglé esas pintas que me traía, y después... Después... ¡¡Me dio un abrazo!! —exclamó efusivo, los ojos abiertos, las cejas fruncidas, la boca cerrada con fuerza y los brazos extendidos. Aquel acto le parecía sumamente incomprensible.

—¡Ah! —contestó sonriente y sorprendido—. ¿De veras? Eso es muy tierno.

—¡Tierno! —repitió con un tono de ofensa—. ¿Por qué diablos querría abrazarme nadie?

—¿Y por qué no? —replicó con una sonrisa ladeada—. Ahora que puedo pasar un rato contigo sin estar peleándonos, a mí también me gustaría darte uno.

—Qué... —murmuró Guzma, creyendo que su cerebro le estaba jugando una mala pasada—. ¡Ni se te ocurra...!

Kukui se acercó de un impulso, extendiendo los brazos a lado y lado. El líder del Team Skull se había sorprendido y había perdido el equilibrio. Usó una mano de apoyo para evitar la caída, pero ello le dejaba en una mala postura para reincorporarse lo suficientemente rápido. El Profesor le ayudó a estabilizarse, y aprovechó que había dejado de estar alerta por un momento para darle el susodicho abrazo. Guzma se quedó quieto. No sabía cómo reaccionar. Se sentía confuso. Era distinto.

Desde luego que era distinto.

Ahora no era un niño el que le rodeaba con el cuerpo, sino alguien de su estatura y complexión. Alguien al que conocía de hacía muchos años, con quien había tenido un pasado... Y un presente... Y seguía estando ahí. Literalmente más cerca que nunca. Podía percibir su calor corporal, y cómo sus torsos, con una mayor acumulación calórica entremedias, estaban a roce por la proximidad. Sus brazos perfectamente colocados sobre su espalda. La cabeza acomodada con ternura sobre su hombro.

Era extraño. No trató de apartarle, aunque podría haberlo hecho sin mucho apuro. Le dejó estar. Y estuvo así largo y tendido.