Conflicto de interés

Ciclo

Estuvieron moviéndose de manera cíclica. De vez en cuando debía sujetarle la pierna que no paraba de escurrirse. No podía evitar preguntarse por qué hacía eso: ¿era la postura en la que lo tenía sobre él, o era una cuestión del roce de los distintos materiales de la ropa? Quizás eran ambas. Quizás no era ninguna. Quizás era por el movimiento. No paraban de agitarse torpemente y empezaba a cansarse en aquella posición. La pierna de Sun podría estar patinando debido a eso. Y no podía reponerla por él mismo porque le resultaba igual de incómodo que para él lo era reagruparla cada cierto tiempo a fin de asegurarse de que no se le caía.

No se habían detenido en el beso, pero parecía que sus pensamientos se habían sincronizado: se separaron al tiempo, mirando ambos hacia sus piernas. El joven entrenador se levantó y estiró el cuerpo. Soltó un gruñido durante el proceso. Un gruñido tenue y un tanto infantil que le resultó adorable a Gladio. Ladeó una pequeña sonrisa al oírlo. Acto seguido, se irguió junto a él y estiró las extremidades. Fue silencioso, aunque no lo hacía de manera consciente. Una vez se relajó, andó unos pasos sobre la arena y se limitó a observar el mar. Se rió unos pocos segundos cuando se paró a pensar en lo tonta que debía lucir aquella situación desde fuera. Torció medio cuerpo para poder ver a Sun, que se le acercaba poco a poco, procurando no perderle de vista según se movía. Volvió a cogerle de la mano, cuyo tacto seguía siendo suave y cálido. La alzó junto a su rostro, apegó el dorso a sus labios y, aún sin soltarla, la dejó caer en el aire.

—Te quiero.