Mañana

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Sun volvió a casa y descansó lo suficiente como para que su cuerpo recuperara todas sus energías. Meowth lo despertó a la mañana siguiente, deseoso de jugar. El joven entrenador cumplió sus deseos y, tras desayunar y despedirse de su familia, se marchó decidido a entrenar a su equipo Pokémon. Al fin y al cabo, sería incorrecto no hacerse más fuerte tal y como pretendía hacer Gladio.

El sol se había alzado ya del todo en el cielo, por lo que decidió tomar un descanso bajo la sombra, junto a sus Pokémon. Bebieron agua fría y observaron el paisaje, los Pokémon salvajes campando a sus anchas por los verdes prados y el claro cielo.

Entonces una voz de algún modo familiar resonó a sus espaldas.

—Vaya, vaya. Mira a quién tenemos aquí...

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora