Ropa

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Sun lo rodeó asimismo con los brazos, sintiendo una leve quemazón en el pecho. El corazón parecía latirle un poco más rápido de lo habitual. No lograba averiguar las razones de ello por su propia cuenta, pero tampoco tuvo mucho tiempo de pensar en ello: Gladio se había separado despacio, le observaba como si estuviera escudriñando todos los pequeños detalles que pudieran haber en su rostro, como si intentara memorizarlo al cien por cien. Sus labios formaban una casi imperceptible sonrisa.
Empezaba a sentirse nervioso, pero seguía sin saber por qué. Quizás es porque tenía a su amigo sorprendentemente cerca y mirándole con un gesto casi atontado. Pensó que simplemente estaba incómodo por lo extraño que le resultaba. No sabía qué hacer.
Sus manos habían bajado al nivel del ombligo de Gladio, y se encontraba ahora agarrándose a su sudadera de lado a lado, producto de su nerviosismo inexplicable.

Gladio no parecía inmutarse.

—¿Te gustaría dar un paseo conmigo? —preguntó mientras volvía a despeinarlo.

Al no obtener respuesta su gesto cambió, empezó a prestar mayor atención a su alrededor. Era como si se hubiera quedado abstraído mirándolo aún habiendo hablado después. Ahora podía darse cuenta de que tenía la cadera bordeada por los puños de Sun tirando de su ropa, y que en su rostro habían ahora dos ojos abiertos que se movían de un sitio para otro sin saber muy bien dónde quedarse fijos. Le pareció notar que también le temblaba el cuerpo.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora