Giro

59 4 0
                                    

El rubio se vio en la forzosa necesidad de separarse de Sun, a quien le plantó un beso nada más éste alzó la vista para preguntarle con la mirada lo que ocurría. Le acarició sutilmente la barbilla, sonriente, y le pidió que le esperara ahí mismo durante un rato. Le recordó que el sol aún descendía a través del cielo al que le estaba dando la espalda, giró su pequeño cuerpo con un par de gestos ágiles, y se marchó a paso firme hacia la zona de donde creyó que procedían las voces.

Tenia el ceño fruncido, se detenía en distintos puntos y se cruzaba de brazos con frustración al no encontrar a nadie. Deslizaba la vista a lado y lado, sin dejarse ni un pequeño rincón por superfluo que pudiera parecer. Le sorprendía que aquellos reclutas hubieran sido capaces de esconderse con tanto esmero, pero aún así decidió intentarlo:

—O salís ahora o hago que mis Pokémon se os lleven por delante.

Oyó una especie de chasquido a un lado y de repente sobresalía una figura por entre los arbustos, con el cuerpo rígido y erguido, y los ojos firmes señalando algún punto indeterminado del cielo. Parecía ser consciente de su identidad. Una segunda figura empezó a alzarse, de manera mucho más torpe y lenta, con desgano, como si su amenaza no le preocupara lo más mínimo.

—Bah, tío —dijo el segundo recluta después de mirar a Gladio de arriba abajo—. De cerca me parece más blandengue —lo señaló con una gesticulación violenta del brazo—. A este lo derroto mientras sonrío y le suelto un Pulso Umbrío. Un escalofrío le llega con el desafío, y se queda vacío al tiempo que coreografío esta rima con poderío. Yeeeaaahhh.

—Eres un idiota —contestó el primer recluta, tras haber suspirado y negando con la cabeza ante lo que consideraba una segura imposibilidad—. Te va a dar una paliza bien guapota y te lo voy a recordar hasta que te quedes calvorota.

El segundo ignoró sus palabras y sacó a sus Pokémon, a lo que Gladio actuó en consecuencia. Pese a la seguridad de aquel extraño de pelo azulado en que iba a vencer, su derrota fue bastante rápida.

—Oh, vaya —murmuró tan sorprendido que sonaba distante—. Y yo que pensaba quedarme con sus Pokémon.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora