Horizonte

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Sun llamó a un Sharpedo de soporte, que acudió en poco tiempo. El Pokémon se quedó quieto con parte del cuerpo sobresaliendo del agua, a la espera de tener pasajeros. Ambos entrenadores habían sacado, mientras venía, de sus respectivas mochilas el ropaje adecuado y se lo habían puesto. Gladio le hizo gestos a Sun para que subiera primero porque estaba seguro de que tendría más experiencia en la conducción. Él se sentó detrás, agarrándose a la cintura del joven entrenador.

A pesar de que se encontraban comprensiblemente cerca, ninguno de los dos se sentía de ningún modo avergonzados: viajar mediante Pokémon les parecía algo más bien cotidiano, y al tener un reverso reducido era inevitable que tuvieran que estar cerca entre sí para ocupar la montura de Sharpedo. Sun se centraría ahora en dirigirlo, mientras que Gladio podía disfrutar del paisaje.

Si por alguna razón caía en cuenta de que estaba abrazado a Sun, se habría sentido incómodo y le habría transmitido esas emociones al joven entrenador, quién podría perder la concentración; por lo que era bastante oportuno que estuviera embelesado con el horizonte.

Sharpedo empezó a nadar, con calma, permitiendo que el oleaje se deslizara a través de sus aletas, de un turquesa semitransparente bajo el agua.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora