Fuerza

77 5 0
                                        

No se daba cuenta. Realmente no se daba cuenta de lo que sucedía.

Consiguió un ritmo más ordenado de respiración, aunque seguía siendo irregular. No entendía por qué se sentía como si estuviera a punto de arder. Se suponía que con aquello debía estar más templado.

Entonces volvió a notar algo distinto. Esta vez era fácil adivinar la diferencia. Había pasado por eso más de una vez. No necesitaba abrir los ojos para saber lo que estaba pasando. Había cierta humedad en sus labios. Gladio se había acercado lo suficiente. Y se daba cuenta ahora. Y entendía por qué estaba ardiendo. No sentía sólo su temperatura, sino también la de su acompañante.
El temblor seguía ahí. Ahora no estaba totalmente quieto. Se movía. No mucho, pero lo hacía. Seguía de manera cuidadosa, intuitiva, la sinuosidad que tenía lugar en aquella unión. Aún tenía la mano sujeta. No habría podido moverla aunque hubiese querido. No sentía la suficiente fuerza.

Aún tenía los ojos cerrados. No veía a Gladio, pero sabía lo que sucedía. Notó otro cambio. Esta vez era una mano alrededor de su cuello. Era cálida, suave. No se daba cuenta, pero la mano iba ascendiendo a ritmo irregular, lento. Pasó a estar sobre su mandíbula. Seguía sin darse cuenta. Y cuando notó uno de los dedos acariciando sus labios, Gladio ya se había separado de ellos. Abrió los ojos.

Gladio seguía con la misma expresión. No le había soltado la mano. Pero ahora estaba más cerca, y le había besado.

Conflicto de interésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora