Conflicto de interés

Diagonal

Kiawe volvió a donde estaba antes conversando con alguien, a quien le tendió el objeto en cuestión. Sun iba tras él.

—Gracias —murmuró en un suspiro, tras lo cual bebió de la botella de agua. Estaba fría.

—No es nada —respondió el Capitán—. Si no estás acostumbrado, pasar tantas horas aquí... —exhaló—. Nunca está de más traer unas cuantas botellas. En fin, ¡mira a quién me he encontrado!

Kiawe se colocó en diagonal con respecto a sus dos acompañantes, permitiendo que pudieran verse entre sí. Ahora que el robusto torso de su amigo no ocupaba su campo de visión, pudo confirmar que aquella voz que había escuchado pertenecía a Gladio.

El rostro de ambos mostraba una mezcla entre confusión, efusión y desconcierto. Estaban totalmente inmóviles: parecía que sus pies se habían soldado al suelo.

—Te queda bien —consiguió decir al fin el rubio, dando tímidamente unos pasos hacia delante.

—¡OH! —pareció darse cuenta ahora; o quizás se le había olvidado mencionarlo—. ¡Es cierto! Te queda bien, sí.

Sun agitó el cuerpo como gesto de agradecimiento, aunque después de realizarlo se quedó con la duda de si aquello era demasiado ambiguo para entenderse.
Gladio pareció captarlo y formó una pequeña sonrisa, tras lo cual bebió y buscó un asiento para descansar y curar a sus Pokémon. Kiawe le hizo unas pocas indicaciones y se sentó junto a los otros dos, al tiempo que sacaba más objetos de la bolsa que había visto el joven entrenador inicialmente.

Éste supuso, por el contexto, que habían estado combatiendo. No sabía cuál había sido el resultado, pero se sintió más tranquilo sabiendo que, tal y como había pensado, Gladio estaba entrenando a su equipo Pokémon con esmero.

—Pues bueno —inició Kiawe la conversa—; como te estaba explicando, Sun, Gladio había empezado a contarme otra de tus aventuras.

—Más que una aventura, eso... —murmuró casi para sí, medio burlón.

—Os hizo fotos con la RotomDex a plena vista y tardásteis mil años en daros cuenta, ¡a mí eso me parece una aventura sin igual! —rió enérgico mientras limpiaba con un paño a uno de sus Pokémon.

—Bueno, visto así... —añadió vergonzoso, aún con una pequeña sonrisa tonta, acariciándose el dorso de la nariz con el dedo índice de manera instintiva.