Narra Peter:
Con Martina a la noche, la pasé bien, pero... no llegamos a volver a la residencia. Esa muchacha apenas bebía, y en cuanto acabamos de dar una vuelta por las calles de Buenos Aires, regresó a casa. Decía que estaba muy cansada, aunque yo creía que lo había puesto de excusa, más que nada por lo que Lali la contó de mí. Claramente el temita del embarazo no era un punto a mí favor, sino más bien me dejaba en una posición baja con mucho que desear.
Justo cuando llegué a mi cuarto en la residencia, vi como Agus estaba entrando en ese mismo instante en el cuarto de Lali. Comencé entonces a sospechar sobre ellos, sobre si tenían algo. La madre de mi fallo y mi mejor amigo, ¿juntos? Tenía que al menos enterarme.
— ¡Agus! — lo llamé para que me viniera a ver antes de entrar en el cuarto de Lali.
— ¿Qué? — me preguntó secamente mientras me dirigía la mirada, una mirada fría y de enojo. Sabía que no le gustaba nada lo que estaba haciendo, tanto a Lali como al bebé, tampoco le gustaba lo que la hacía a Euge, ni a él.
— ¿Vas con Lali?
— Sí, me puso un mensaje. Dice que me tiene que decir algo importante del bebé.
— Ah... — di unos pasos para atrás. No me interesaba esa mierda para nada.
— ¿No te importa no?
— Para nada. Anda tranquilo. Yo me voy a dormir.
— ¿Al fin saliste esta noche?
— Si, no mucho. Pero salí — dije un poco avergonzado. Tan solo salí a cenar, la chica me dejó de lado por culpa del embarazo de su mejor amiga. Estaba seguro de que había sido por eso. Sí ahora le contara a mi mejor amigo eso, seguro que se reía de mí.
— Ajá.
— Emm... luego me podés decir lo que te va a contar Lali. Si no te importa, por favor — creí en ese momento que me estaba volviendo loco, pero solo fue el instinto. Me salió solo. Fue como, pensar en un nene malnutrición, en la calle. Y pensar que eso era obra mía... Dios. Sencillamente era un asco.
— Dijiste que no te importa.
— Tal vez es importante. Vos decime en todo caso. Te lo agradeceré — sonreí, me di vuelta y me fui a mí cuarto. Esperaba que estuviera todo bien, porque sino, de duro empezaría a ser un dulce. Y J. P. L. nunca había sido así. Estaba muy claro.
-...-
Narra Lali:
Llamé a Agus para contarle todo lo que había ocurrido y surgió el tema del ginecólogo y mis bajas defensas, mi gran anemia. Sí, todos decían que era demasiado chiquita como para estar embarazada, pero bueno, lo estaba , y no lo iba a perder ahora.
— Todo lo que quieras, me lo pedís a mí, ¿si Lali? Todo lo que necesites. Plata, cosas para el bebé, cosas para vos... Lo que quieras — Agus se mostraba preocupado con mi estado. Me puso una mano en la panza de forma muy cariñosa y me sonrió.
— Muchas gracias.
— No hay porque darlas, es mi sobrino. Es un bebé que aún no ha nacido y no se merece nada de lo que le está pasando. Pobrecito...
— O pobrecita.
— ¿Preferís nene o nena?
— Por ahora me da un poco igual. Pero siempre quise que el primero fuera un nene y el segundo una nena. Así que prefiero tener nene primero.
— Van a salir hermosos como vos. Sea nene o sea nena.
En ese entonces, empecé a sentir cosas por Agus. Me di cuenta de todo lo que me había ayudado estos días, de todo su apoyo. De sus dulces palabras, de su cariño hacia mi bebé.
— Gracias — sonreí, muy agradecida.
— De nada, pero... ¿Por qué me das las gracias?
— Por todo lo que estás haciendo por nosotros... Por todo lo que estás haciendo por mi bebé — puse mi mano encima de la suya, las dos encima de mi panza, sintiendo a mi hijo.
— Lo quiero. Conozco a su papá desde que era un bebé, Peter siempre ha sido como un hermano para mí, como el hermano que nunca tuve... Por eso, ahora que va a nacer este pequeñín, quiero amarlo y cuidarlo, antes y después de la panza. Hasta que su papá quiera hacerlo, y después también claro.
Después de decir esas palabras, Agus me abrazó. Sentí solo verdad, amor... Quería a mi hijo y eso era lo que más me importaba.
— Lali...
— Agus — le miré a los ojos sincera y me sentí súper atraída por él. El cachetón era muy lindo, y además buena persona.
Y cuando menos me lo esperaba, junto los labios con los míos y comenzamos a besarnos. Allí... en frente de mi hijo, aún en la panza...
Al final, a las mujeres, solo nos importan los lugares donde verdaderamente recibimos amor. Pero, con una excepción. Solo a las que somos mujeres de verdad.
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Embarazada
FanfictionUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?