Embarazada ~ 83

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Narra Peter:

No podía ser... Mi falso viejo suelto con una pistola entre las manos y con la intención de querer matar a una familia entera. Tenía que buscar ayuda en las Autoridades cuanto antes.

— Al menos, Eugenia está con la policía, ¿verdad? — preguntó Lali, Mi vida... Sabía que ella también estaba muy asustada con todo este tema. Yo tan solo quería protegerla y mi familia no hacía más que cagarla.

— Sí Lali, está con la policía. Mañana un juez la tomará declaración, y es posible que la internen por un par de años en un psiquiátrico.

— Menos mal...

Sí, era la verdad. Menos mal. Al menos, allí, Eugenia podría ponerse bien y olvidar por todo lo que había pasado este tiempo, y también cuando había sido chiquita. La ayudaría bastante a dejar de recordar todo lo malo sucedido.

— Ahora, desde el corazón chicos — mi mamá nos miró a ambos y se puso de rodillas enfrente nuestra —, quiero pedirles algo muy importante. No quiero que salgan de casa solos, ni vayan a la Universidad, ni nada, hasta que Juan sea capturado.

¿Dejar la Universidad? Por mí estaba bien, más que bien... Pero Lali amaba estudiar. Era lo que más la gustaba en el mundo entero y la costaría mucho dejarlo todo.

— Yo llamaré mañana y les explicaré el caso sí.

— Claudia, yo tengo que ir. Puedo perder la beca, entendeme.

— Es mejor perder la beca que perder la vida, o perder a los bebés por todo lo que están pasando Lali, todo esto es horrible y se tienen que cuidar un poco, sobretodo vos, estás embarazada mi vida y aún no cumpliste los 19. Recuerdo perfectamente, cuando yo estaba embarazada de Peter, que el doctor me dijo que tuviera muchísimo cuidado porque era muy jovencita, y ya tenía 20, así que, vos tenés que tener aún más cuidado. Peter te cuida, todos vamos a cuidarte, vas a estar bien. Y la Universidad lo va a entender todo, y si sos una alumna brillante no vas a perder la beca, no te la van a sacar. De verdad, y en caso contrario, yo lucharé para que no te la saquen, mi amor, ¿de acuerdo? — mi mamá abrazó a Lali y ella la siguió el abrazo rápidamente.

Me ponía un poco celoso todo eso, porque muy pocas veces mi mamá me había abrazado así. Pero, Lali nunca había tenido una mamá, y sabía que de vez en cuando, necesitaba charlas y abrazos, y besos de mamá. Y bueno, teniendo a mi mamá, que había cambiado tanto desde que se había separado de papá...Pues Lali tenía que aprovecharlos. Hasta yo tenía que aprovechar los buenos ratos que ahora tenía mamá.

— ¿Nico nos deja quedarnos acá?

— Claro que sí. Vamos a buscar un ginecólogo a domicilio para que venga a revisar a Lali. Y solo en caso de mucha necesidad, vamos a salir de casa, y nunca solos. Hay que llamar a algún agente de policía, o a un inspector para no ir solos. Tenemos que procurar que todos estemos sanos y salvos con ese loco con pistola afuera, ¿si Peter?

Asentí con la cabeza.

— Bien, ahora a acostarse y a descansar.

— Buenas noches, mamá — la deseé dándola un beso en el cachete.

— Buenas noches, Clau, y gracias por todo lo que estás haciendo por nosotros. Y gracias también a Nico.

— No es nada cielo, es solo que queremos que estén juntos y seguros, ¿sí?

— ¿Podré llamar a mi padre, a mi hermano y a mi hermana?

— Por supuesto, pueden realizar las llamadas que quieran. Es solo el tema de salir de casa, y bueno, vamos a contratar a alguien para que cuide de la casa por fuera también. Es para protegernos de que no nos pase nada, ¿entienden?

Lali y yo asentimos con la cabeza.

— Bien, buenas noches chicos. Buenas noches nietitos — sonrió y salió del cuarto. Nada más salir, Lali me miró asustada:

— Va a estar todo bien amor.

— ¿De verdad?

— Te lo juro, vamos a estar bien los 4, ¿si? Ahora a dormir, tenés que descansar.

— Te amo...

— Yo también te amo, muchísimo mi vida.

-...-

9 de octubre de 2015

Narra Lali:

Había pasado un mes y poco desde que Juan estaba suelto. Eugenia había sido internada en un psiquiátrico de la Plata, su ciudad natal, por dos años y medio. Así que por lo menos, con su parte, estábamos asegurados. La Universidad nos había permitido estudiar desde casa, así que seguíamos estudiando sin problemas, y yo, al ser una estudiante tan brillante, seguiría teniendo la beca, por todo lo que quedaba de este año, y también al año que viene. Los exámenes serían a finales de noviembre, así que ya quedaba muy poco para terminar las clases en la Universidad.

Mi hermano y mi papá habían venido a visitarme hacia dos semanas. Habíamos cenado en la casa., y mi hermano había arreglado las cosas con Peter. Por lo menos, mi familia estaba bien, y eso también era importante.

El día había transcurrido tranquilo. Ya era por la tarde, y estaba en la cama, acostada y sin hacer nada, simplemente reposando. Claudia me obligaba mucho a reposar porque decía que era bueno para los bebés. Y sí, a Clau la obedecía en casi todo. La quería muchísimo, como si fuera mi mamá, porque conmigo era muy buena.

— ¡Lali! — gritaron dos personitas mientras la puerta se abría. Peter y Bauti entraron con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Ya terminaron de estudiar? — les pregunté, sonriendo también.

— Sí, mañana otra vez... Le cuesta mucho estudiar literatura.

— Creo que yo sería mejor maestra en esa asignatura.

Bauti se colocó a mi lado y puso su manita en mi panza:

— Pero vos tenés que descansar para que mis sobris nazcan re lindos.

— Sí, eso hago enano.

— Y mañana cumplís 19.

— Sí, mañana me hago vieja.

— Yo soy el más viejo acá — añadió Peter riendo.

— Los más viejos están abajo.

— Si llega a escucharte Nico te mata Bautista.

Bauti sonríe y abraza mi panza. Le encantaba acariciarla y darla besos.

— ¿Qué querés por tu cumple? ¿Una cartita de felicitación? — me preguntó el enano.

— Un cumpleaños tranquilo, no como el de Peter que fue terrible.

— Y es verdad... Pero para este, tenemos una sorpresa que te va a encantar. Ya vas a ver Lali.

Y sí, ojalá que fuera una sorpresa linda, y fuera de la casa. Porque llevaba encerrada acá desde el 24 de agosto.

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