Embarazada ~ 70

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Narra Lali:

Junto con Mery y Candela, me fui de compras aquel día tras salir de clase. En el shopping entramos en casi todas las tiendas de ropa infantil y juguetes que había. Con mi plata, con algunas cosas que me regalaron las chicas, la plata que me habían mandado mi papá y mi hermano y los regalos que les iban a hacer Agus y Pablo, a mis nenes no les iba a faltar de nada. Había imaginado que mi embarazo terminaría en un mundo de color negro, pero ahora estaba totalmente confiada de que eso no sería así. Me faltaba el apoyo del papá, pero tenía el de mis amigos. Ellos seguían junto a mí y nunca me dejaban sola. Me mimaban a mí, y con ello mimaban también a mis dos hijitos.

— ¿No crees que deberíamos comprarle algo bordado con los nombres? Es algo que ahora está de moda. Cuando yo estuve en España, todos llevaban el bolso de los bebés con el nombre bordado — dijo Mery parándose en uno de los puestos de la tienda donde había bolsos para llevar las cosas de los bebés.

— Sí, quedaría divino. Nosotras te lo regalamos, ¿dale La? — me preguntó Candela sonriendo.

— Dale chicas — sonreí —. Muchas gracias, las debo mil por todo lo que están haciendo. Son re buenas conmigo.

— Te lo merecés, vos también sos muy buena — Mery me devolvió la sonrisa y agarró un bolso azul claro y otro de color rosa pastel —. Yo me encargo del bordado, y después Cande me paga la mitad, A estos nenes no les va a faltar de nada.

— Bueno, yo creo que por ahora ya está todo listo. Tengo ya un montón de cosas de la lista — dije mirando a una lista que el ginecólogo me había regalado. Era una especie de agendita para anotar todas las cosas que pasaban durante el embarazo, la lista de cosas para los bebés, las contracciones, cómo quería que fuera el parto, el aumento de peso... También con esa agenda, podía seguir poniendo cosas en el blog que escribía todas las semanas.

— Sí, ya tienen casi de todo — dijo Cande —. Faltan las cunitas, el carrito doble...

— ¿Dejarás la Universidad durante el próximo año? — me preguntó Mery mientras caminábamos a la caja para pagar.

— No lo sé en verdad chicas... Lo dije en la Universidad, y como mis notas son tan buenas, puede que me reserven la beca. Quiero seguir con mis estudios, pero compenetrarlos con dos bebés va a ser muy difícil, así que lo más seguro es que sí deje la Universidad.

— Te echaremos de menos — Cande hizo puchero.

— Volveré el próximo año, así que no se preocupen.

— Todo puede ser que ese próximo año yo o Cande nos quedemos embarazadas y tampoco volvamos hasta el año próximo.

Cande tosió:

— Ejem, ¿de quién voy a quedar yo embarazada si nadie me da bola?

Yo reí:

— No sé si aún no te diste cuenta, pero Agustín está muerto con vos Candelita.

— Eso es cierto — espetó Mery.

— Nunca más quiero ponerme de novio con ese pirata.

— Algún día se van a perdonar y van a volver — dijo mery —, igual que Peter y Lali, algún día volverán.

— En tus sueños tal vez, María — dije yo. Sí, lo que yo no sabía era lo que iba a pasar dentro de unas pocas horas. Algo que cambiaría mi vida para siempre...

-...-

Narra Peter:

Mi mamá y yo fuimos a casa de ese Nicolás Vázquez. Mi mamá estaba temblando:

— Ma, ¿estás nerviosa?

— Un poco. Hace 20 años casi que no nos vemos.

20 años. Mi cuenta-ganados se había quedado parado hacia tiempo. Mi querido aparato en el que había contabilizado todas mis relaciones sexuales. A poco que llevaba sin usarlo desde hace casi 5 meses. Al final, yo no había cumplido mi objetivo. No había llegado a los 500 antes de los 20. Una semana quedaba para mi cumpleaños. Pero ya, era imposible. Había cambiado, por ella, por ellos, y ahora... Ya nada servía.

— Tranquila, todo saldrá bien.

— Gracias hijo — mi mamá tocó el timbre y a los pocos minutos una señora de unos 60 años abrió la puerta.

— Buenas tardes.

— Hola, muy buenas... — dije —. ¿Está Nicolás Vázquez?

— Sí, pasen. ¿Vienen de parte de... Claudia Vargas?

— Sí, soy yo — dijo mi mamá.

— Pasen — la mujer sonrió ampliamente.

Pasamos a la casa. Parecía una casa normal. Con comodidades pero no tan lujosa como era la nuestra. Así que mi viejo ahora era una persona de la clase media acomodada...

La mujer nos hizo pasar a la sala, donde un hombre de ojos celestes y un nene de unos 9 años estaban sentados en el sillón, uno junto al otro. Pero se levantaron nada más entrar nosotros en la sala.

— Claudia — el señor abrazó a mi mamá. Tras estar un rato abrazado a ella, me miró a mí. Apenas me parecía a él... Pero, era algo distinto a mi viejo. Tenía cara de ser una persona buena y cariñosa, amable. Una persona con la que podría llegar a contar. Era ese papá que siempre había necesitado y nunca había tenido. Del que me habían separado cuando era muy chiquito.

Yo le sonreí. Y él me abrazó al instante dándome un beso en la cabeza como si fuera un nene chiquito. Apenas era un poco más alto que yo...

Mientras nos abrazábamos, sentí todo el cariño de familia que nunca había sentido. Mi papá, mi verdadero papá. "Gracias mamá, de verdad, por ponerle los cuernos a papá" dijo mi subconsciente. En verdad me daba igual en ese momento si mi papá se había dedicado a la droga, o se había acostado con putas. Pero me había querido, me había ido a visitar al nacer... Y ahora me abrazaba con un inmenso cariño que me hacía sentir orgulloso.

— Es tan lindo como cuando nació — dijo sonriendo —. Está re grande... Perdón por haberme perdido tantos años, pero ya saben la historia...

— Sí... Pero mejor hablemos de todo lo que vamos a hacer ahora — dije yo. Después, miré al pequeño que estaba parado en la esquina. Tenía los ojos celestes y el pelo castaño muy claro y lacio —. Hola enano...

— Él es mi hijo pequeño, Bautista. Me casé y la mamá murió en el parto. Yo solo amé a dos mujeres, a la mamá de Bauti y a vos Claudia. Y ningún día de mi vida he dejado de pensar en Juan Pedro. Nunca.

Mi mamá sonrió.

— Sé que lo querías pero no pudiste cambiar el destino.

— No, no pude. Fui un cobarde. Y ahora que disfruto la paternidad sé bien todo lo que me perdí por no poder estar a su lado. Ya casi 20, ¿no hijo?

— Sí — sonreí —. El 24 hago 20 años.

— Qué grande Dios... Tu hermano hace 10 el 4 de octubre.

— Muy bien enano... Ahora vas a tener un hermano mayor, ¿qué te parece? — me acerqué a él y lo abracé. Él me siguió el abrazo rápidamente.

— Siempre quise tener un hermano mayor.

— Pues ya tenés uno... 

Y aunque tuviera lejos a mis hijos... Sabía que por una parte ya había encontrado a mi verdadera familia. Ahora solo faltaba reparar la otra parte de mi corazón: los bebés y Lali.

-...-

(Si a las 10 de la noche de España, el capítulo tiene más de 80 likes, subiré el capítulo 71. Y perdón por la lentitud a la hora de actualizar pero tengo muchísimo trabajo con los estudios).

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