Narra Lali:
— ¿Cómo qué se han querido llevar a mi hijo, enfermera? — la preguntó Peter muy enojado. Yo apenas podía reaccionar en ese momento, tan solo pensar que a mi hijo se lo había querido llevar una persona conocida que tan solo quería hacernos daño —. ¿Son ustedes tan estúpidas que no se dan cuenta de quién entra y quién sale de la sala en la que duermen los bebés?
Me agarré la cabeza fuerte y me levanté de la cama para agarrar a mi hijo:
— Señora Espósito, acuéstese, no puede estar levantada, ha sufrido mucho durante el parto — me dijo la enfermera.
— Me da igual, quiero tener a mi hijo en brazos, quiero a Allegra también. Tienen que estar con su mamá, con ustedes no están seguros.
— Eso es cierto, ¿cómo van a cuidar de tantos bebés? Si entra gente que no tiene nada que ver con el servicio del hospital, pero tampoco con los bebés. Qué vergüenza... Pienso poner una queja en este hospital en cuanto a mi mujer la den el alta — reprochó Peter.
— No podemos estar tan solo pendientes de sus hijos, señor Lanzani.
La arranqué de los brazos a mi hijo y lo mecí en los míos. Pobrecito, era tan pequeño, tan débil, y temblaba. No podía imaginarme que esa mujer se lo hubiera llevado para hacerle daño.
— A mí me da igual eso, traigan a mi hija. Y me da igual las normas del hospital, tenemos problemas, usted lo sabe por la policía, no quiero que mis hijos duerman sin nosotros, y menos con lo que acaba de ocurrir.
La enfermera bajó la cabeza:
— Ahora traigo a su hija.
— Más vale — Peter me abrazó por detrás y le acarició los piecitos Thiago —. Enano, menos más que esa loca no ha podido hacerte nada, menos mal que estas bien.
Miré a Peter sin dejar de sostener a Thiago:
— Ha sido obra de tu viejo.
— Dijeron que había sido una chica.
Negué con la cabeza:
— A la chica la ordenó tu viejo, bueno — tosí —, Juan Lanzani, que hiciera eso. Que se llevara a uno de nuestros hijos. Estoy segura Peter. ¿Por qué no vas con la enfermera? Tal vez puedas ver a esa mujer.
— No quiero dejarles solos con lo que acaba de ocurrir, Lali.
— Hemos pasado por muchas cosas estos meses. Voy a estar bien... Tengo el botón para llamar a la enfermera en caso de que pase algo, necesito de verdad que vayas a ver quién ha sido Peter. Por favor. Quiero saber quién se iba a llevar a mi bebito.
Peter tragó saliva:
— ¿Me prometen que van a estar bien?
Asentí con la cabeza:
— Bueno, vendré en un rato. Ahora supongo que traerán a Allegra — Peter me dio un beso en la sien y después un beso a Thiago en su pequeña y gorda manita —. Los amo.
Sonreí:
— Te amamos, pero tenés que afeitarte. Pinchas.
— Lo haré, pero nunca te habías quejado.
— Es por los bebés, no por mí.
Peter sonrió y salió de la habitación. Miré a mi hijo, mi hijo sí, era tan pequeño. Apenas tenía pelo, sus manitas y sus pies eran diminutos, al igual que sus dedos. Había dejado de temblar, tal vez, era porque ya se sentía cómodo y seguro entre los brazos de su madre.
Después de muchos meses, por fin lo tenía en brazos, y estaba sano, y era tan hermoso... Sin duda, había salido a Peter de lo hermoso que era. Y Allegra también era hermosa... Estaba muy orgullosa de mis mellizos.
La enfermera volvió a los cinco minutos con Allegra acostada en la cuna. Puso la cuna al lado de mi cama:
— Su esposo está demasiado nervioso, debería tranquilizarlo un poco.
— Es normal que esté así — suspiré —. Hemos pasado mucho, y ahora, con el nacimiento de nuestros hijos tan solo necesitamos un poco de tranquilidad.
— Conoce a la chica que quería llevarse a los bebés.
Abrí los ojos:
— ¿Cómo? ¿Quién es? — pregunté con interés.
— Creo que dijo... Eugenia.
¡¡¡No!!!
— ¡¡¡No!!! — repetí, esta vez fuera de mi mente —. ¡Otra vez esa mierda jodiéndonos la vida! Sabía que era alguien conocido, lo sabía. Voy a matarla.
— Tranquila señora Espósito.
— Lleva intentando hacernos algo malo desde el mes de mayo, ¿sabe? Ya me tiene harta. Y no es solo por eso, es que siempre falla. Es muy tonta, siempre hace mal los planes. Es una idiota tremenda, no se porque no la encierran bien de una maldita vez.
— Bueno, ahora tiene dos personas en las que pensar.
Fruncí el ceño molesta:
— Siempre pensé en ellas, enfermera.
— Bueno, pero ahora Thiago y Allegra están fuera de su panza, y tiene que pensar aún más en su seguridad y bienestar.
Asentí con la cabeza:
— Igualmente, quiero que de inmediato se lleven a esa zorra que intentó llevarse a mi hijo a la cárcel. No sé como hace siempre para escaparse y volver a jodernos.
— No tengo yo la culpa señorita Espósito, tan solo soy enfermera, no soy ni comisaria, ni juez, ni policía. Tan solo contaré mi versión de los hechos. Y sí, tiene usted razón, intentó llevarse a su pequeño.
— ¿Y entonces por qué mierda nadie hace nada? Tienen que encarcelarla de una vez, en una prisión lejos de Buenos Aires, porque sino va a volver a actuar, una y otra vez, y yo ya estoy cansada. Si usted fuera la que ha pasado por todo esto, estaría igual o peor que yo. Vivo en un infierno todos los días — dije a punto de echarme a llorar. Estaba a punto de derrumbarme delante de esa mujer a la que tan solo conocía de un día.
Pero, no podía más. No sabía como resistir a toda la injusticia por la que estaba pasando.
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Embarazada
FanfictionUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?