Narra Euge:
— Al final no ha venido Eugenia — me dijo Brenda mientras bailábamos al son de la música de Rombai.
Suspiré. Peter era una persona muy tozuda, si decía que no, era que no desde un principio. Que cambiara de opinión, era algo muy complicado.
— Si dice que no, es no Brendy, le conozco bien.
— Dios — Brenda puso los ojos en blanco y se mordió el labio inferior.
Y de repente, pensé en Lali. En esa mujer que le ha jodido la vida a Peter por no haberse tomado una jodida pastilla del día después. Es tan ruin que apenas puede gastarse unos pesos en una ridícula pastilla. ¿Y pensar que la estuve apoyando una época? Bobadas. Prefiero conservar las verdaderas amistades, y ella no lo es, desde luego.
Entonces vi, como de lejos, se nos acercaban unos chicos. Eran de la universidad, pero de cursos superiores. De tercero.
— Hola preciosas — dijo el rubio de pelo largo y ojos azules intensos. Era realmente guapo. Y era fuerte. Un bombón en todos los sentidos —. ¿No sos Eugenia? ¿La amiga de Juan Pedro Lanzani? ¿La de la fiesta de inauguración?
— ¡Sí! — exclamé sonriendo. "¡Oh Dios mío! El rubio cañón se acuerda de mí" pensé al verlo.
— Nicolás. Y este es Vico, un amigo — señaló al muchacho de pelo castaño y ojos claros que estaba a la derecha.
— Encantadas — dijimos Brenda y yo a la vez. Dos chicos, para nosotras. Estábamos entusiasmadas.
Minutos después, charlábamos alegremente con los dos bombones en la barra. Un Puerto de Indias con limón, dos ginebras con gaseosa y un Malibú con piña, nos acompañaban.
— ¿Así que sos amiga del magnate y futuro economista Juan Pedro Lanzani? — me preguntó Vico mientras le daba un sorbo a su ginebra.
— Desde pequeños. Fuimos juntos al colegio.
— Me imagino a un pequeño millonario que compraba a los amigos con caramelos — soltó Nico acompañando a sus necias palabras con una carcajada.
Puse los ojos en blanco. Si pensaba eso de verdad, estaba muy equivocado:
— Nunca compró amigos cuando era chiquito — salté a defender a mi amigo.
— Oh... ¿Ahora sí? — me preguntó Nico acercándose a mí. Sentía su olor a piña cerca de mi piel.
— Solo les invita a sus fiestas para que ellos también se diviertan.
Vico y Nico se callaron. Brenda apenas hablaba, estaba pendiente del barman, un hombre apuesto que preparaba los cocktails con una gran soltura.
— Peter no tuvo una infancia fácil — ups, no tenía que haber dicho eso.
— ¿Por? — preguntó Vico. Menudo interesado...
— Problemas entre los padres. Ya saben, los niños la pasan mal cuando son pequeños y sus padres tienen problemas.
— Entiendo — comentó Vico.
Los problemas de Juan Pedro habían sido: una madre que le ignoraba durante las 24 horas del día, un padre millonario, o mejor dicho, multimillonario, que se pasaba el día afuera de casa (bien en charlas de trabajo o en el prostíbulo), y una panda de niñeras inexpertas que no podían manejarle. Menos mal que era un niño que en el colegio no tenía problemas, sino, estaba segura de que Peter ya estaba enterrado.
-...-
Narra Peter:
Lali, Lali, Lali...
Desde que había llegado a mi cuarto, no me podía sacar a esa petisa de la cabeza. Tampoco podía dejar de pensar en aquella panza, que iba siendo más notoria cada día. Y que hay dentro, estaba mi fruto, mi hijo.
Ciertamente... ¿Estaba yo preparado para ser padre? Para nada, y por eso no quería hacerme cargo. Necesitaba clases en paternidad, todos los días y a todas horas.
Yo nunca había tenido unos padres atentos y pendientes de mí. Mi primera palabra no fue mamá, tampoco fue papá... Fue tata, que así es como yo la llamaba a Alicia, el ama de llaves que llevaba años y años trabajando en mi casa. Ella fue, junto con mis niñeras, quién me crió desde que nací. Con ella di mi primer paso y se me cayó mi primer diente. Mis padres nunca estuvieron en los acontecimientos más importantes de mi vida.
Por eso, ahora, que iba a tener un hijo, me faltaba práctica, me sentía débil, rancio. No sabía cómo reaccionar. Pensaba que un hijo me iba a joder la vida... Pero, en un futuro, tal vez, ese hijo podría ser mi salvación. Tenía tantas cosas que aprender, tantas cosas de las que hablar con Lali... Era todo tan complicado...
No me detuve a pensar. Directamente busque en internet una página con tips para ser un buen padre. Y entonces fue cuando me saltó una página algo extraña. "Embarazada" se titulaba.
Comencé a leer. Una mujer joven, embarazada... Sola en el mundo. Dios, entonces tuve una idea, tal vez... Tal vez ella pudiera enseñarme a ser buen padre. Cobraba 2 pesos por visita en la página, pobre... Necesitaba ayuda realmente. Igual que Lali, ella también necesitaba ayuda, y mi pequeña... "Mierdecilla".
Entonces, tomé valor. Sería una de las primeras veces que pediría ayuda... Pero no sería la última. Estaba muy seguro de ello. Fue entonces cuando escribí un comentario:
"Te seguiré en el blog. Pero, ¿no tendrás algún consejo para ser el padre perfecto? Voy a ser papá, no tengo ni idea de cómo hacerlo y necesito ayuda."
Pulsé ENVIAR. Ya no había vuelta atrás, pero ojalá esa mujer pudiera ayudarme...
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Embarazada
FanfictionUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?