Narra Lali:
Eran las ocho de la tarde. Ese día habían pasado muchas cosas, unas esperadas, otras no tanto. Fue entonces, cuando estaba a punto de abandonar la habitación de Peter, junto con él, para ir a cenar a un restaurante al centro de la ciudad de Buenos Aires, mi celular comenzó a llamar:
— No nos dejan tranquilos ni un momento, ¿eh Lali?
— No — sonreí y atendí la llamada sin mirar quién era —. ¿Si?
— Lali, soy Pato — mi hermano. Sí, Ana había sido muy muy rápida. Seguramente ya estaría publicado en el cartel más grande del pueblo y mañana saldría en la primera portada del periódico: "LALI ESPÓSITO, HIJA DEL ENTRENADOR DE NUESTRO EQUPI, CARLOS ESPÓSITO, ESTÁ EMBARAZADA DEL HIJO DEL MAGNATE, JUAN PEDRO LANZANI. DE GEMELOS". Uau... Sería una pasada (con total sarcasmo).
— Hola Pato — dije seca y con miedo. Miré a Peter, necesitaba su apoyo, un abrazo, un beso en la mejilla. Él lo notó rápidamente y me abrazó por los hombros. Sentí como mis brazos temblaban abajo de los suyos, estaba completamente aterrorizada. Y eso que era mi hermano, cuando llamara mi padre directamente me iba a morir, literalmente.
— Las amigas de Ana, junto con ella, me han contado.
— ¿De qué cosa? — le pregunté haciéndome la tonta. Tal vez así, podría ser mejor. No lo sabía, era por probar.
— De lo del embarazo, a eso me refiero.
— Ah...
— Tranquila, no quiero retarte — escuché como tragaba saliva del otro lado de la línea. Él también estaba nervioso, completamente —, yo... Aunque no lo creas, o te cueste creerlo. Yo te apoyo, tenés todo mi apoyo. Estoy con vos, La. Soy tu hermano mayor, y te quiero. ¿El papá te está apoyando con todo esto?
Asentí con la cabeza como si estuviéramos hablando en persona. Le sentía muy cerca, mi hermano, mi mejor amigo del alma. Lo amaba. Siempre había sido conmigo una buena persona. Una persona muy decente. No entendía como aún no tenía novia porque era el chico perfecto: bueno, fiel, lindo, cuidadoso, deportista... Había tenido una sola novia y había salido lastimado. La muy zorra le había metido los cuernos. Luego decían que los hombres lastimaban, peor en su caso, una mujer le había lastimado. A mi pobre y buen hermano...
— Gracias.
— No estés mal Lali. Mirá, mi apoyo lo tenés, y el del papá del bebé también. ¿Eva y Tini saben verdad?
— Sí, ellas saben. ¿Papá? ¿Ya se ha enterado?
— Sí, sufrió un desmayo al enterarse, pero ahora ya está bien. Esta tranquilo y lo está superando. Aunque le está costando mucho digerirlo. Es algo muy difícil, y lo empeora que estés lejos.
No... Por mucho que me lo pidieran, uno u otro, no iba a volver a ese pueblo de machistas de mierda que violaban a las madres solteras jóvenes y embarazadas. ¡NO NO Y NO!
— Yo no voy a volver, Pato.
— Lo sé. Ana dice que te casas, ¿es verdad?
Tragué saliva y miré a Peter. Solo con la mirada me apoyaba:
— Es verdad.
— ¡Dios Lali papá necesitaba verte, joder!
— Vengan ustedes. Tienen tiempo el fin de semana. No puedo ir ahora, tenemos muchas cosas por hacer y además Peter y yo tenemos que estudiar. Sabes que no me gusta el pueblo, que solo están todos chusmeando como viejas durante todo el día, y yo no pienso volver a poner un pie en Belaray.
— Sé bien que no te gusta el pueblo.
— Entonces vengan a Buenos Aires, no les cuesta nada. Pero por favor, que Ana no ponga un pie acá. Peter y yo tenemos nuestros motivos.
Pato suspiró:
— ¿Qué pasó con Ana?
— El lunes pasado me amenazó y me insultó. Cuando vengan para acá ya les contaré todo.
— ¿Me estás chantajeando para que vaya?
— Sí — endurecí mi voz —. No voy a volver, si quieren verme tendrán que venir ustedes, Pato.
— Trataré de convencer a papá, ¿dale? Yo sí que tengo ganas de verte, pero no sé si él va a tener tiempo de venir.
— En vez de dormir durante todo el domingo, pueden tomar el colectivo que sale a las 6 y estar acá a las 9. Vivo en Buenos Aires, no en Nueva York, tampoco se tarda tanto y no cuesta una millonada.
— Bueno, no te pongas así. Un beso.
— Chau, un beso.
Ambos cortamos a la vez. Peter me miró:
— ¿Pato tu hermano?
— Sí, Pato, mi hermano. Preguntaba por el embarazo, ya sabes. Igual vienen algún fin de semana a verme.
— Bueno — Peter sonrió —, ahora trata de olvidarte de tu familia y vayamos a cenar tranquilamente. ¿Tenés que recoger algo en tu cuarto?
— Me gustaría cambiarme de ropa.
— Así estás bien. Muy linda.
— Bueno, entonces no necesito tomar nada — sonreí.
Peter y yo salimos del cuarto. Felices.
-...-
Narra Euge:
Listo, ya tenía el plan pensado. Solo faltaba tener a Peter borracho. Peter, pegando a Lali... o a otra mujer. Seguro que así terminaba mal. Así Lali no querría que nunca más se acercara a su hijito. Sería genial que su separación fuera gracias a mí. Pero no podía ser como en los dibujitos de la TV, me tenía que salir bien, debía ser algo completamente efectivo. Así que llamé a Peter, el plan podría ser de perfecta realización esa noche:
— Peter.
— Hola Eugenia — dijo de forma muy seca. Buah... Se había vuelto un completo imbécil aburrido. Igual que ella.
— ¿Todo bien?
— Sí, ¿vos?
— Bien, ¿te apetece salir a tomar una copa esta noche conmigo?
— Es que salgo a cenar con lali — joder, siempre tenía que estar ella de por medio.
— Ella puede venir.
— Solo con la condición de que nos trates bien, porque ella no te ha hecho nada,
— Obvio, si yo siempre les trato bien.
— A las 12, en el Moët. Y recuerda, Lali no puede beber, así que si vos llegas antes, para ella pide un cocktail sin alcohol.
— Perfecto, nos vemos, Peter...
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(Belaray es un pueblo totalmente ficticio, no quiero utilizar un pueblo real por motivos personales. Muchas gracias por leer el capítulo y no se olviden de votar y comentar si les gusta. Amo leer vuestros comentarios y siempre trato de responderlos, ya saben :) )
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Embarazada
FanfictionUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?