Embarazada ~ 18

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Narra Lali:

Embarazada - Inicio - Día 18 de Abril de 2015

No voy a decir mi nombre. Solo que soy argentina, tengo menos de 20 años y estoy embarazada. El papá de mi bebé me embarazó y se esfumó. No se quiere hacer cargo, me lo ha dicho muchas veces, hasta me ha negado que ese hijo fuera suyo. No entra en razón está claro.

En este blog voy a hablar de mi embarazo, a contaros a todas mi experiencia. Quiero escuchar vuestras historias. Las que hayan pasado por embarazo estado solteras, también las que hayan sido mamás y estén felices con su pareja... Las que estén embarazadas, y las que quieran estarlo.

Un beso muy fuerte, una de tantas: EMBARAZADAS

(Cada visita tendrá el valor de 2 pesos, abonarlo en tarjeta de crédito cuando se entra en la página. En el sobrecito rosa de la izquierda se admiten donativos. Soy madre soltera y actualmente no puedo trabajar porque soy estudiante)

— ¡NO TENÍAS QUE HABER PUESTO LA NACIONALIDAD DOMINICI! — la grité a mi amiga enojada. Lo que menos quería en el mundo era que se enteraran de mi identidad. Y había dado algunos datos. Vale que hay argentinas menores de 20 años embarazadas, hay muchas, y también hay muchas abandonadas por sus novios o por los padres del bebé. Y también hay estudiantes embarazadas. ¡Pero se pueden dar cuenta de mi identidad! ¿Y si alguna fan obsesa con mi blog se obsesiona conmigo y me visita y todo el mundo en la universidad se entera de que esa embarazada soy yo? Ay que vergüenza...

— Tampoco es para tanto Mari. Si nadie se va a enterar, no te alteres, ni te frustres ni nada. Solo pensá en el dinero, y en todo lo que te puede decir la gente de lindo en los comentarios — Eva sonrió.

— También en lo feo, la pueden decir puta por quedarse embarazada de cualquiera — rió Tini.

— Ándate a la mierda Martina Stoessel — puse los ojos en blanco y la devolví el celular.

— Pará pará... 4º visita... ¡GUAU! ¡Ya van 8 pesos! — exclamó Eva.

— ¡Vaya mierda! — suspiró Tini —. Con 8 pesos no tienes ni para el chupete del bebé. Y te aseguro de que el bebé cuando nazca te va a costar al mes unos 3000 pesos. Así que... tenés que ir aumentando la plata señorita Espósito.

— Bastante que van 4 visitas, no soy conocida y acabo de abrir la página — suspiré —. Algo es algo, no puedo quejarme,

— 5 — Eva sonrió.

— Vamos mejorando señoritas — dijo Tini.

— Avisaré al grupo de WhatsApp — Tini y yo la miramos mal... ¿Grupo de WhatsApp? ¿Acaso quería que todo el mundo lo supiera o qué? —. Okey okey no digo nada...

— Más vale — la avisé.

— Tiene pinta de que como lo hagas, te mata, Eva Carolina — rió Tini. Era verdad, como mandase el enlace al grupo de WhatsApp, yo la mataba.

De repente, tocaron a la puerta de mi cuarto.

— El novio — dijo rápidamente Eva.

— Ni tingi nivio — dije yo, hablando mal adrede.

Tini se levantó y abrió la puerta. Detrás, estaba el denso de siempre, el señorito más tarado de toda la universidad, el celoso e irresponsable, cheto y vago, fiestero, seductor... Juan Pedro Lanzani:

— Vengo a hablar con Lali — dijo dirigiendo la mirada hacia a mí. Ni siquiera había mirado a Tini, y eso que ayer se había pasado la noche con ella. Era más maleducado que nada...

— En privado no va a ser — le avisé y me levanté de la cama de malas formas. No me apetecía nada de nada hablar con él, pero no iba a dejarle insistir. Además que yo tenía derecho a cortar la conversación en el momento que me placiera.

— Como digas... — entró de malas formas, de vuelta, en mi cuarto y se sentó en la silla del escritorio —, te traje las pastillas — me tendió una bolsita, de la farmacia, con la cajita de las pastillas vitamínicas adentro —. La farmacéutica me ha dicho que estas son las que mayoritariamente toman las embarazadas.

— Gracias — dije agarrando la bolsita, miré el nombre y justo eran las que me había recetado el doctor el día anterior.

— De nada, no quiero tener un hijo enfermo. Y más te vale comer más, no tenés ni tetas, estas re flaca.

— Como. Pero tampoco puedo permitirme comidas copiosas, o carnes caras... No tengo tanta plata como vos y estoy acá con el dinero contado.

— Y, si querés te paso plata.

Mis amigas estaban asombradas. ¿Qué mosca le había picado al lunar?

— No me hace falta.

— Te repito que no quiero tener un hijo enfermucho.

— Entonces hacete cargo de él.

— Te estoy diciendo que te paso plata — se mordió el labio mientras me miraba de arriba abajo —. Te la empiezo a pasar desde ya.

— ¿Para que quiero yo tu plata si ni siquiera vas a mostrar el más mínimo interés cuando nazca el bebé Juan Pedro?

— Faltan unos 8 meses, ¿verdad? Aún hay tiempo para cambiar de opinión.

— Un hijo no es un juego, y si pensás que vas a estar jugando con mi hijo cuando nazca estás muy equivocado — me atacaba, y yo tenía que atacarle a él. No podía quedarme callada viendo cómo me utilizaba, Juan Pedro se movía por plata, pero yo no podía hacer eso. Tenía que moverme con el corazón, con el alma.

— ¿Cuánto querés al mes? ¿10000 pesos? ¿15000 pesos?

Eso era más de lo que necesitaba. A ver, también antes de que naciera el bebé, necesitaba plata para comprar la cuna, el cuarto en el caso de que me mudase de casa, la ropita, los juguetes, las cosas del baño, los libros, el dinero para las ecografias, los análisis de sangre... Pero no, me tenía que olvidar, no debía aceptar su dinero. Además, yo iba a ganar plata, tenía que esforzarme en el blog... solo eso. Conseguir éxito y fama. Tener muchas visitas.

— No quiero tu plata.

— Bien. No pienso volver a ofrecértela. Si la necesitás, vas a tener que mendigarla Mariana — se levantó de la silla y se fue de mi cuarto, dejando el olor de su perfume flotando en el aire.

Después de que saliera, Tini cerró la puerta.

— Creo que vas a tener que darle una segunda oportunidad — susurró Tini.

— ¡No! — grité.

— Te compró las pastillas, y esas pastillas son caras Lali. Quiere pasarte plata. Y no te asegura lo de dejarte sola en la crianza del bebé — dijo Eva.

— No lo quiero. Tengo a Agus para ayudarme — es verdad, no me había acordado de Agus, con lo que él me quería y me ayudaba —, él para mí no es nada, no lo necesito — tiempo después, me di cuenta, de que a Peter lo necesitaba hasta para respirar.

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