Narra Lali:
Miré sin más a ese hombre al que acababa de conocer y que parecía ser uno de los mejores amigos de Juan Lanzani. ¿Por qué tenía que pagar yo? ¿Qué le había hecho yo a esa familia? Para empezar, Peter había sido el que me había dejado embarazada, pero también el que había comenzado a amarme y habíamos tomado la decisión juntos de formar una familia.
— Tocas a Lali, y te juro que antes de mañana estás muerto — dijo Peter, apenas sin poder respirar, ya que el hombre había pasado sus manos de los hombros a su cuello, impidiéndole la respiración.
En otra situación, habría hecho algo. Hubiera estado mucho más preparada, pero ahora mismo no sabía como reaccionar. Tenía mucho miedo, el hombre quería matarnos, tanto a Peter cómo a mí... Y esta vez, la cosa si que era por mi culpa. Si no hubiéramos salido de la casa, esto no estaría pasando. Pero Peter, había querido satisfacerme, y ahora estaba pasando todo esto. Y a saber si salíamos de acá con vida. Y eso, tan solo pensando en nosotros, ¿qué pasaría con los bebés?
— A callar, si vos no querés morir antes que ella.
— Mudge... — dijo Peter casi suspirando. Apenas podía respirar con las manos de Mudge alrededor de su cuello.
Y fue, cuando me di cuenta de que esa era una señal. Una señal para pedir ayuda.
Así que grité con todas mis fuerzas:
— ¡¡¡Mudge!!!
— Callate putita si no querés morir torturada. ¿Quién mierda es Mudge?
Fue entonces, cuando le vi venir atrás de esos dos grandotes que tal vez iban a matarme. Los apuntó con una pistola y disparó sin dudarlo. Le hirió a uno de ellos en la rodilla, y el herido gritó. Fue lo que provocó que Bartolomé se diera la vuelta soltando así a Peter. Peter sin más me agarró de la mano y sin preguntar tiró de mí, comenzando a correr.
Atrás de nosotros escuchamos:
— Soy inspector de policía, ahora mismo ustedes tres quedan detenidos. No se muevan, puedo disparar otra vez, tengo todo el derecho.
No paramos ni un momento, corrimos y corrimos, dando la vuelta a la manzana, para regresar a casa por la parte de atrás. Mi respiración estaba agitada, con mi enorme panza no podía correr apenas, pero sabía que corriendo estábamos fuera de peligro, así que correr era lo mejor. Por mucho que nunca me hubiera gustado hacerlo. De nena, en el colegio, siempre fue la peor en las prácticas deportivas, aunque la gente pensara lo contrario, ya que mi papá era el entrenador de fútbol del equipo, pero su hija no había nacido para el deporte, sino para las letras. Aunque en estos momentos, tan solo pensaba que había nacido para sobrevivir a un loco que quería arrebatarme la vida tan linda que había conseguido.
Y finalmente, aunque tras mucho correr, y mucha presión, llegamos a la entrada de atrás, justo la misma por la que habíamos salido antes de que sucediera toda esta mierda. Entramos dentro del jardín y Peter cerró la puerta poniendo la llave. Después, él me miró y me abrazó:
— Lo has hecho muy bien mi amor.... Lo has hecho muy bien.
— Perdón...
— Sh — me miró a los ojos y estaba sonriendo —, lo has hecho muy bien, no te eches la culpa de nada, no tenés la culpa de nada. Estamos a salvo, eso es lo más importante, olvidate de todo lo demás, tan solo importamos nosotros. Por favor...
Asentí con la cabeza y lo besé. Estuvimos pegados el uno al otro unos pocos segundos, y después, él se separó:
— Tenemos que contarles todo esto a los guardias. Tienen que ayudar a Mudge, está afuera solo con 3 locos — Peter agarró su celular y entró justamente en la aplicación que la policía le había instalado para llamar por si había alguna urgencia —. ¿Si? Soy Peter sí, Juan Pedro Lanzani, ajá...Mire, tuvimos un problema, ayer mi esposa y yo nos casamos, y bueno... Sé que no podíamos salir de la casa, pero queríamos celebrar el casamiento y salimos, tan solo a desayunar, sería como mucho por 2 horas. Pero tuvimos un problema con unos amigos de Juan Lanzani. Mudge está con ellos — Peter descansó un momento —, ajá, van para allá. Bueno, muchas gracias en serio. No saldremos más solos, lo prometo, gracias Andy — y Peter cortó la llamada.
— ¿Te han retado por lo de salir solos?
— Me han dicho que nunca más debemos volver a hacerlo, amor, te dije que teníamos que haber vuelto a casa, que era muy peligroso. Al menos estábamos al lado, y Mudge pudo venir a ayudarnos... Pero imaginate que no le podemos pedir ayuda a nadie, ¿qué hubiéramos hecho?
Volví a asentir con la cabeza. Sabía bien que todo esto había sido por mi culpa, pero... No era mi intención que pudieran matarnos así como así. Tan solo quería salir un poco, tomar aire fresco más allá del jardín de Nico. Y justo por ello había puesto nuestras vidas y las de los bebés en peligro.
— No sé... Solo sé que esto fue mi culpa, y que te tengo que pedir perdón mil veces.
— Estás perdonada, aunque no hubieras pedido perdón estarías perdonada.
— Te amo — le dije sonriendo y lo abracé fuerte.
— Yo también, pero hay que pensar mejor antes de hacer las cosas, ¿si? Ahora sabemos bien los peligros que hay afuera, y que no podemos jugar con ello, pues nos pueden hacer muy mal.
— Sí. Nunca más solos.
— Exacto. Te amo muchísimo mi vida — sonrió y puso una mano en mi panza —. ¿Y cómo están los enanos? ¿La pasaron bien corriendo? — reí y él también rió. Y justo, sentí que uno de ellos me dio una patadita.
Peter sonrió y pegó la cara a mi panza:
— Enano...
— O enana — añadí.
— ¿Quién de los dos quiso que papá sintiera la patadita? Cómo los amo — besó mi panza y después me dio un beso a mí.
Y aunque muchas fueran las dificultades, juntos habíamos formado una familia, que jamás se iba a separar.

ESTÁS LEYENDO
Embarazada
Fiksi PenggemarUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?