Embarazada ~ 80

4.6K 290 12
                                    

Narra Peter:

En la fiesta tan solo quedábamos los miembros de la familia, es decir, mis papás, mi hermano, Lali y yo... Y bueno, también los mellizos. Ya les contábamos como si fueran personitas que estuvieran afuera de la panza de su mamá.

La fiesta había sido una de las mejores de mi vida. Mejor que las que yo preparaba, esas fiestas temáticas en las cuáles mi único objetivo era acostarme con las chicas. Pero, sí, Lali temía razón, no hay mejor lugar en el mundo, ni tampoco mejor fiesta, que la que celebras con las personas a las que realmente quieres, esas personas que te hacen tan felices.

— Chicos, ¿se van a quedar a dormir? — nos preguntó mi viejo. Mi mamá empezaba a recoger todo lo que había por el piso, la comida restante de las mesas... Y Bauti estaba a punto de quedarse dormido en el sillón.

Miré a Lali:

— Elegí vos — me dijo sonriendo.

— Entonces nos quedamos, me da cosa manejar a estas horas. Además bebí un poco, no me atrevo.

— Perfecto, el cuarto de invitados queda libre para ustedes — nos dijo sonriendo. Después, miró a Bauti —, enano, anda a dormir arriba...

Bauti abrió los ojitos y se levantó del sillón.

— Dame un beso enano — le dije mientras estaba sentado en el sillón de enfrente con las piernas de Lali encima de las mías.

Bauti se acercó y me dio un beso en el cachete. Lali se incorporó y también se despidieron:

— Descansá Bauti — le deseamos a la vez.

Él sonrió adormilado y salió del salón, rumbo a su cuarto para dormir:

— Es muy lindo — dije Lali sonriente.

— Lo sé, a veces se parece a mí cuando era chiquito.

— Entonces debías ser muy lindo.

— Y sí, era el más lindo de todos, y lo sigo siendo por si no me crees.

— Creído.

Mi mamá volvió a entrar en el sillón y nos miró.

— ¿Quiere que la ayude Claudia? — se ofreció Lali rápidamente.

— Vos no Lali, tenés que descansar por los bebés. Pero no estaría mal que mi hijo me ayudara a limpiar toda la suciedad que dejó su fiesta.

— Pero mamá estoy cansado...

— No será comparable el cansancio cuando nazcan tus hijos. Apenas vas a dormir, y además vienen dos, y te digo bien en serio que Lali no va a poder hacerse cargo de los dos a la vez, se los van a tener que repartir.

Lali rió:

— Tu mamá tiene razón, es verdad. Vos con el nene y yo con la nena, o al revés.

— Aún quedan 4 meses.

— Sí, pero ya queda menos tiempo — dijo mi mamá —. Así que tenés que ir aprendiendo a ser un buen hombre, un hombre responsable, trabajador, un buen padre, de esos que ayudan en casa. Así que ayudame.

— Bueno mamá — suspiré y me levanté —, ¿por dónde empiezo?

— Recoge los platos de plástico y los tiras al tacho, ¿dale?

— Está bien — respondí algo desganado.

Llevaba un rato limpiando con mi vieja, cuando alguien llamó al timbre. Miré a mi mamá:

— ¿Voy yo?

— Espera, voy a avisar a Nico. Creo que es el dueño de la casa y le corresponde ir a él, no por nada, sino por si es algo importante de él.

— Bueno... — dejé la escoba apoyada en la pared y miré a Lali, quién estaba también empezado a quedarse dormida en el sillón —. Mi amor...

Ella abrió los ojos rápidamente y me miró sonriente:

— ¿Si?

— ¿Tenés sueño?

— Bastante.

— Si querés podés ir arriba y así descansas.

— Quiero esperarte Peter. Hasta que no termines, no nos iremos a la cama.

— Pero acostada podés tener frío...

— Tranquilo — ella volvió a sonreír, parecía estar muy tranquila, y eso también me tranquilizaba a mí —, estoy bien. Vos termina de hacer todo, y después, nos iremos juntos a dormir.

— Bueno mi vida... Pero si necesitás algo me decís, ¿si?

— Sí, tranquilo.

De repente, mi mamá volvió a entrar en el salón, y vi como Nico cruzaba el pasillo para ir a ver quién había tocado al timbre. Escuché como abría la puerta...:

— ¡Claudia! — gritó Nico.

Mi mamá volvió a salir del salón deprisa. Yo miré a Lali:

— Ahora vengo.

— Anda, tranquilo — me dijo con una sonrisa.

Salí del salón y de repente vi a Eugenia. Sí, a Eugenia. Con una pistola. Mierda, ¿cómo ha podido escapar de la prisión? Mierda, mierda mierda... Tenía una pistola.

Mi mamá se giró y me vio, viendo toda la escena:

— Andate, subí arriba y llama a la policía.

Algo comenzó a oprimirme el pecho. Sabía que no venía a por mis papás, sino que venía a por Lali y a por mí. Sabía que esa arpía quería matarnos. Dios, Lali no podía ver esto. No podía... Estaba embarazada, tal vez esto la hacia ponerse mal y perder a los bebés, o morirse ella.

Volví a entrar en el salón, ya no estaba acostada, sino sentada en el sillón:

— ¿Qué pasa?

— Que nos vamos a dormir.

— ¿Ya?

— Sí. Ya — respondí nervioso... Mierda, debía tranquilizarme. Podría ponerla nerviosa. Puta Eugenia...

— ¿Tan de repente?

— Lali, no preguntes tanto. Nos vamos y punto, a dormir me refiero. Así que no hay más que hablar — la ayudé a levantarse del sillón y la agarré de la mano.

Pero entonces escuché un disparo, y otro seguidamente.

— ¡¡¡Peter!!! ¡¡¡¿¿¿Qué mierda está pasando???!!!

EmbarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora